El PP contiene el aliento ante la respuesta de Bárcenas a Rajoy

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Arenas, Cascos y Cospedal cerrarán filas en su declaración como testigos

04 ago 2013 . Actualizado a las 11:26 h.

A Luis Bárcenas solo le hizo falta ver los diez primeros minutos de la comparecencia de Mariano Rajoy para comprender que la suerte estaba echada. Que ya no había ninguna posibilidad de llegar a un acuerdo y que toda la artillería que guarda contra contra el PP ya solo servirá para vengar lo que él considera una traición, pero nunca para consumar un chantaje. Tras escuchar como Rajoy le llamaba «presunto culpable», Bárcenas abandonó la sala de televisión de la cárcel de Soto del Real y empezó a preparar su venganza.

A la espera de que llegue ese desquite, el PP contiene el aliento hasta comprobar si el extesorero dispone de armas de destrucción masiva, como podrían ser las grabaciones, o si ya no tiene balas. Las bombas que pueda soltar serán lo único que siga manteniendo la tensión durante la próxima semana porque, en lo judicial, el caso Bárcenas cierra oficialmente por vacaciones hasta el 12 de agosto.

El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz se ha tomado un descanso hasta ese día. Pero, a su vuelta, el proceso recuperará de inmediato el alto voltaje. El día 13 está prevista la comparecencia como testigos de los ex secretarios generales del PP Francisco Álvarez-Cascos y Javier Arenas. Y al día siguiente será la actual secretaria general, María Dolores de Cospedal, la que prestará declaración ante el juez. A pesar de las malas relaciones que mantienen entre ellos, todo indica que se atendrán al mismo guion.

Enemigos, pero de acuerdo

De las declaraciones de Javier Arenas y de la número dos del PP, que mantienen pésima relación, no cabe esperar sorpresas porque están mediatizadas por lo afirmado por Rajoy en el Parlamento. Cualquier desviación en sus testimonios respecto a la tesis oficial sostenida por Rajoy, esto es, que nunca hubo contabilidad paralela y nunca se cobró dinero negro, constituiría un escándalo de consecuencias imprevisibles. Lo que pueda decir Álvarez-Cascos es mucho más incierto ya que ha dejado de formar parte del PP y milita ahora en su propio partido, el Foro Asturias, por el que es diputado en el Parlamento del Principado. Sin embargo, la intervención del portavoz de Foro Asturias en la comparecencia de Rajoy, en la que eludió atacar al presidente y pareció respaldar su línea de defensa, invita a pensar en que, al menos en esto, Cascos cerrará filas con Rajoy.

La diferencia estará en que ninguno de los tres testigos lo tendrá tan fácil como lo tuvo Rajoy en el Senado, cuando decidió no responder a una sola de las preguntas que le hizo la oposición. Arenas, Cospedal y Cascos no solo tendrán que contestar sino que, al declarar en calidad de testigos, están obligados por ley a decir la verdad, no como Bárcenas, que al ser imputado tiene derecho a mentir en su beneficio. Las preguntas que les puedan formular el juez Ruz y el resto de partes del proceso serán incluso más precisas que las 20 que le hizo a Rajoy la portavoz de UPyD, Rosa Díez, y que quedaron sin respuesta.

Ninguno de los tres podrá aportar luz al que tal vez sea el elemento más comprometido para Rajoy, el SMS que envió a Bárcenas el 18 de enero del 2013, cuando ya se conocían las cuentas millonarias del extesorero en Suiza, y en el que le decía literalmente: «Luis, lo entiendo. Sé fuerte. Mañana te llamaré. Un abrazo». Pero sí tendrán que dar muchas más explicaciones, previsiblemente, sobre el proceso de captación de donaciones en el PP por parte de empresarios, tema que orilló por completo Rajoy, y sobre el reparto de sobresueldos.