Un país con juzgados como loterías

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

07 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Loterías en España hay muchas: la nacional, con sus sorteos extraordinarios ?como el de la Cruz Roja?, la de los ciegos, las autonómicas y, sin duda alguna, la lotería judicial. No hay nada más incierto en este país que entrar en un juzgado. Cualquier previsión, aun con los códigos de derecho en mano, es inútil. Depende del juez, de su ansia de notoriedad y de una serie de variables imposibles de prever. Seguro que hay un nutrido grupo de magistrados que cumplen rigurosamente con su obligación de hacer justicia con la mayor imparcialidad, y trabajando con escasos recursos, pero en el ámbito de lo civil y sobre todo de lo penal cada día en los periódicos hay noticias de decisiones judiciales sorprendentes. Y ya advirtió Paul Volcker, el ex presidente de la Reserva Federal americana, que «la realidad es la percepción de la realidad». Y la percepción generalizada es que la justicia en España es lo más parecido a una lotería. Con una diferencia: por lo menos en las loterías se sabe la fecha del sorteo y en los tribunales la fecha del veredicto puede tardar años.

Un portavoz de la Zarzuela hablaba el otro día de «martirio» en lo relativo a la percepción que la Casa Real tiene del proceso judicial que se sigue contra un familiar, léase Iñaki Urdangarin, el español contemporáneo que más ha hecho por la promoción de la República. Enseguida hubo revuelo y reacciones en contra, pero esa sensación de que ser objeto de un proceso judicial es equivalente a un martirio con decisión final tan imprevisible como la lotería, es opinión mayoritaria. Fíjense en las últimas semanas: Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid, entra dos veces en la cárcel sin un auto fundamentado, como instancias superiores determinaron después, y probablemente no podrá ser juzgado en el futuro aunque exista base para ello. Imaginen la inquietud generada entre banqueros y empresarios por esa decisión. «Puedo ser imputado en cualquier momento por cualquier cosa ?confiesa rendido uno de los máximos directivos bancarios de este país? y, si se imputa por el error en una decisión de compra, todos nos hemos equivocado alguna vez».

Otro directivo bancario comenta consternado la decisión del Tribunal Supremo de eliminar el «suelo» de las hipotecas que costará miles de millones a las entidades, decisión que ha alarmado al Ministerio de Economía y al Banco de España porque asesta un duro golpe justo cuando aparecían débiles síntomas de reactivación económica.

¿Y qué decir del proceso de los ERE en Andalucía, de la interminable instrucción del llamado caso Campeón en Lugo, o de lo que sucede en torno al ex alcalde de Ourense, por poner otro ejemplo, al que se le atribuía como propiedad en Nigrán la casa de otra persona donde, por cierto, nos reunimos a comer cada verano una docena de amigos? Tan falso como las fincas que nunca vendió, porque no eran suyas, la infanta Cristina.

Coincidencias

En el caso de los ERE andaluces, donde sí parece que hubo abusos en el reparto de dinero público y conducta fraudulenta de algún cargo medio de la Junta, llama la atención la coincidencia de las noticias del caso con cualquier movimiento político. Anuncia Griñán que va a retirarse y que convoca primarias y se imputa a Magdalena Álvarez. Tiren de hemeroteca y comprobarán que las detenciones por este asunto llegaron la noche de la pegada de carteles en la campaña electoral andaluza. En Lugo, cosas parecidas... y así sucesivamente. Por eso el responsable bancario que criticaba la decisión del Supremo sobre las hipotecas decía: «Peor que la crisis económica y la de liderazgo político, peor está la Justicia en España». Pues vamos bien.