Las incógnitas de un crimen brutal

Manuel Costoya
Manuel Costoya REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

El expropietario del club murciano en el que jugaba la holandesa asesinada junto a su pareja después de ser torturados confiesa que teme por su vida

30 may 2013 . Actualizado a las 11:37 h.

La trágica desaparición y el hallazgo de los cuerpos descuartizados de la exjugadora de voleibol holandesa Ingrid Visser y de su pareja, Lodewijk Severein, se ha convertido en un quebradero de cabeza para tres jueces de España y Holanda y un amplio equipo de agentes que tratan de desentrañar las claves de un doble asesinato que ha despertado, por su violencia, la alarma entre la población de Murcia, provincia en donde se produjeron los hechos.

Las fuerzas de seguridad siguen sin entender como las desavenencias en los negocios entre Juan Cuenca, exgerente del Club Voleibol Murcia, en el que que jugó Visse, y la pareja pudo derivar en un brutal crimen supuestamente ejecutado por dos sicarios rumanos que los torturaron sangrientamente durante 48 horas. Y lo hicieron hasta tal punto que el equipo forense no logró extraer huellas digitales de los cadáveres mutilados y se necesitó la colaboración de los familiares de las víctimas en Holanda para poder identificarlos a través de su ADN.

Visse, una famosa exjugadora de voleibol de 36 años e internacional con su país en más de quinientas ocasiones, y su pareja Lodewijk Severein, 21 años mayor que ella, regresaron a Murcia desde Holanda el pasado 13 de mayo para que la mujer se sometiese a una revisión en una clínica de fertilidad, ya que la exjugadora estaba embarazada de tres meses. Pero la policía sospecha que el motivo real del viaje serían los turbios negocios de Severein, y que esa sería la clave del doble crimen.

La casa del horror

La última vez que se les vio vivos fue el pasado día 13, cuando la pareja aparcó un coche alquilado cerca del hotel donde se alojaban en Murcia. Luego, la policía los sitúa en una coqueta casa rural situada en la pedanía de El Fenazar, en Molina de Segura, donde coinciden los días 13 y 14 de mayo los dos fallecidos y los tres detenidos hasta ahora: Juan Cuenca, en prisión provisional sin fianza, además de Constantin Stan y Valentin Ion, los dos rumanos presuntamente contratados por el exgerente para cometer el crimen.

Pero, ¿qué relación unía a las víctimas y a los arrestados? La policía cree que los rumanos y los holandeses no se conocían y que los primeros solo actuaron como sicarios. Propinaron a la pareja brutales palizas antes de matarlos, descuartizaron sus cuerpos y se deshicieron de los restos en finca de Las Alquirías, donde los enterraron. Se sabe que Visser había sido jugadora en el mismo club de voleibol en el que Cuenca trabajó. La gestión de este como gerente levantó ampollas e incluso fue denunciado por el expresidente del club, Evedasto Lifante por suplantación de identidad y robo. El expropietario del club, definió a Cuenca como un mentiroso y dijo que ahora teme por su vida. «A ver si me van a pegar dos tiros», se cuestionó Lifante por la ayuda que prestó a la policía en la búsqueda de la pareja.