José María Aznar, candidato posible para todo

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

El ex presidente surge cuando todo estaba servido para que apareciese un líder populista

26 may 2013 . Actualizado a las 10:59 h.

En una España débil en liderazgos, debían aparecer candidatos a tomar las riendas. Lo venimos pronosticando: si el presidente del Gobierno lidera poco y el de la oposición está cuestionado; si el expresidente de los empresarios está en la cárcel y los banqueros desacreditados; si los líderes sindicales están semidesaparecidos porque también participaron de algún exceso y si la distancia hacia la política, las instituciones y los medios crece, el populismo está servido. En otros países han surgido líderes como Berlusconi, o partidos de ultraderecha como el de Marine Le Pen, que no deja de crecer en Francia, o en el Reino Unido bajo la forma de un pujante partido antieuropeo. Aquí soñaron con ese papel estelar empresarios como Jesús Gil y banqueros como Mario Conde, que aún cree que un día gobernará España. Y aspiran a ese puesto, desde formaciones convencionales, Esperanza Aguirre y Rosa Díez. Más lo que pueda venir, incluido el anuncio de que Garzón será candidato, según el fundador de Wikileaks. Si el exmagistrado acaba de decir que «el momento es bochornoso en política», no duden de que en breve se ofrecerá para solucionarlo. Él y otros. Es lo que tienen las crisis prolongadas.

En esas estábamos cuando llegó Aznar y, en una entrevista que en los días siguientes alimentó prensa, radio, redes sociales y conversaciones políticas, se postuló como candidato. O lo parecía. ¿Candidato para qué?, comentaban compungidas las redes sociales. De momento, para líder de la oposición interna y con programa alternativo que detalló. Sabe ahora Rajoy que lo tiene enfrente y debe tomarlo en serio porque le puede desestabilizar el partido y su mayoría. Aznar no es enemigo menor. Pero, cuidado, candidato también, si Rajoy se duerme, a la presidencia de su partido de nuevo y quién sabe si a la del Gobierno. Aznar no excluyó posibilidad alguna y se mostró dispuesto a asumir responsabilidades, si llega el caso. Rajoy les ganó el congreso de Valencia a los aznaristas por 85 a 15, cierto, pero la crisis puede alterarlo todo.

Lo que hace un año podía producir hilaridad, la difícil situación lo convierte en hipótesis plausible. Repasen bien la entrevista: «Cuando llegué a la presidencia del Gobierno en 1996 trabajaban en España 12 millones de personas, y 18 millones cuando me fui». Estadísticamente no es falso. Otra cosa es que, para conseguir eso, en aquella época se activó una burbuja inmobiliaria que explotaría pocos años después llevándose por delante el modelo productivo y las cajas de ahorros. Aznar y Rato estaban en el origen de la burbuja cuyo final no quiso ver Zapatero hasta que Obama y la señora Merkel lo llamaron por teléfono un domingo de mayo para ponerle deberes.

Pero las redes sociales fueron mas allá aquella noche escuchando atónitas al líder resucitado: se preguntaban, a la vista de los mensajes que dirigía a la Casa Real, si no estaban ante un futuro candidato a la presidencia de la República, si la coalición tácita entre la izquierda republicana y la creciente derecha antimonárquica se sale con la suya. Con la impagable colaboración de Urdangarin, claro. Un servidor de la Corona confiesa en privado que cuando en su entorno alguien cuestiona la monarquía elige munición adecuada: «Si son de derechas les digo si prefieren, en vez de un rey, una república presidida por Zapatero, y si son de izquierdas pongo el ejemplo de Aznar». Garantiza resultados disuasorios.

En pocos meses, si no se produce una tímida recuperación, como pronostican los banqueros Botín y González, asistiremos a un gran espectáculo. Reserven su localidad.

Crónica política