Los indicadores que nos presenta Sondaxe oscilan entre 100 y 0, siendo 100 la percepción de que la situación política es muy buena y 0 que es muy mala. Por lo tanto, el ICP o índice de confianza política ofrece un valor muy bajo en España (29 %), y bajo en Galicia (37 %). Este ICP se descompone en dos factores, la percepción sobre la situación política actual, (20 % en España y 31 % en Galicia, valores muy bajos y distintos), y la expectativa sobre la situación política futura (38 % en España y 43 % en Galicia, valores bajos y parecidos). En general, se puede decir que la sociedad gallega afronta la situación política actual con más confianza que la española, igualándose ambas percepciones al indagar sobre la situación política futura.
Supuesto que la percepción pesimista de ambas sociedades sobre la situación política está más que explicada, el análisis se debe orientar a averiguar por qué la sociedad gallega tiene más confianza que la española. Resulta sencillo, porque Sondaxe nos proporciona una desagregación exhaustiva de los resultados según la edad, el tamaño del hábitat, el comportamiento electoral del entrevistado o su nivel de estudios. Se puede decir que la mejor percepción de los gallegos sobre la situación política actual se sustenta en el 49 % de confianza de los electores del PP, y en los sectores sociales más envejecidos o menos dinámicos: jubilados (36 %), habitantes de los municipios más pequeños (35 %), población de 65 y más años de edad (36 %), o con menor nivel de estudios (40 %). Esta información es coherente con el envejecimiento del electorado del PP en España después del año 2011, que se constata el mismo barómetro de enero del CIS con el que trabaja Sondaxe. Dicho de otra forma, la mejor percepción sobre la situación política actual que promedia la sociedad gallega no es homogénea, y tiene que ver con la posición hegemónica aunque decadente del PP en esta comunidad autónoma; decadente por envejecida, jubilada, rural y poco instruida como características relevantes de su electorado actual, lo mismo que ha sucedido con el electorado del PSOE. Muchos de los sus jóvenes, los más críticos, han emigrado hacia otras formaciones o la abstención. La mayor confianza gallega se explica en las opiniones de su población menos dinámica.