La imputación de la infanta, un mazazo para una Corona en jaque

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Toni Albir

Llega en el peor momento del reinado de don Juan Carlos, con una institución deteriorada

05 abr 2013 . Actualizado a las 12:04 h.

La histórica imputación de la infanta Cristina, que marca un antes y un después en la monarquía española, es el último de una serie de episodios que han socavado la credibilidad, la imagen y el prestigio de la Corona. El juez José Castro siguió al pie de la letra la máxima «la justicia es igual para todos» que el rey citó en su mensaje de Nochebuena del 2011, aunque entonces estaba lejos de pensar que su hija sería imputada.

¿En qué medida daña a la monarquía?

Es indudable que el daño es muy grande, porque agrava la situación de la Corona, que pasa por su peor momento desde 1975. Viene a sumarse a otros episodios que se han sucedido en los últimos tiempos; el procesamiento de Urdangarin; el accidente de Botsuana, que terminó con la petición inédita de perdón; el affaire de Corinna, la «amiga entrañable» del rey, que está abierto en el Congreso; o la publicación del testamento de don Juan, que dejó 375 millones de pesetas a su hijo que tenía en cuentas suizas. Pero si la infanta no hubiera sido imputada se habría reforzado la idea de que se le estaba dando trato especial, lo que también habría perjudicado a la Corona. Así tendrá la oportunidad de aclarar su participación en Nóos y Aizoon.

¿Qué consecuencias puede tener para la infanta?

Hay que partir de la base de que está imputada, no pesa una acusación formal sobre ella y no ha sido procesada. Pero el hecho de que sea el primer miembro directo de la familia real investigado por la Justicia es de suma trascendencia. Las consecuencias prácticas pueden ir desde su apartamiento oficial de toda representación pública, aunque de facto ya lo está desde diciembre del 2011; la renuncia a sus derechos sucesorios; o la retirada de título de duquesa de Palma. La imputación podría provocar la ruptura de su matrimonio, que desde octubre de 1997, cuando se casaron doña Cristina y Urdangarin, se consideró sólido e ideal. No solo porque una separación sería beneficiosa para ella, sino por los correos que Torres quiere dar a conocer sobre la vida privada del duque y que podrían airear infidelidades.

¿Cómo afecta al rey?

Es un nuevo golpe, muy duro porque involucra a su hija. Le llega, además, convaleciente de su enésima operación, lo que le ha dejado prácticamente sin agenda pública, con el príncipe asumiendo sus funciones. Pero no es solo la imputación de su hija menor, sino también el hecho de que los correos electrónicos de Diego Torres insinúan que él conocía los negocios de su yerno e incluso medió en algunos. Por otro lado, el asunto del testamento de su padre exige una explicación sobre los 375 millones de pesetas que le dejó en cuentas de bancos suizos, lo que aún no asumió la Zarzuela. También ha hecho que crezca la demanda para que dé a conocer su patrimonio, que medios extranjeros sitúan entre las grandes fortunas del mundo, y para que la Casa Real actúe con transparencia y sea incluida con todas las consecuencias en la ley que prepara el Gobierno.

¿Supone un motivo más para la abdicación?

El rey siempre se ha negado a abdicar, pero su deterioro físico y el cúmulo de circunstancias negativas que rodean a la Corona en estos momentos podrían hacerle cambiar de opinión. En todo caso, este no parece el mejor momento para dejar el trono a su hijo, precisamente porque hay varios frentes abiertos, en particular el judicial. Algunos analistas consideran que la abdicación podría tener lugar cuando haya sentencia del caso Urdangarin y apuntan al 2015, año en el que cumplirá el 40 aniversario de su coronación.

¿En qué situación queda el príncipe Felipe?

Los últimos acontecimientos han dejado tocada a la institución, que registra su nivel más bajo de aceptación entre los españoles. Esto hace más difícil el camino de don Felipe, que además no cuenta con el plus que se ganó su padre en la transición y en el golpe del 23-F. Tiene a su favor una preparación esmerada, una trayectoria sin tacha y la convicción de que deberá dar un nuevo aire a la monarquía, acorde con los tiempos actuales. El que afirmara ayer, 24 horas después de la imputación de su hermana, que tiene «la mayor confianza» en la labor de los jueces es un paso en la buena dirección, que difiere de la reacción que el miércoles evidenció la Casa del Rey.

¿Qué implicaciones políticas tiene la imputación?

Importante es el cambio en su posición respecto a la monarquía del PSOE, que se ha vuelto más crítica. Elena Valenciano pidió ayer a la Casa del Rey que sea neutral y deje actuar a la Justicia sin tomar partido por el instructor o la Fiscalía. Lo cual supone afear la reacción de la Zarzuela, que mostró su «sorpresa» por el cambio de criterio del juez y expresó su «absoluta conformidad» con la decisión del fiscal de recurrirla, sin que transmitiera su confianza en la imparcialidad de la Justicia. Pero más significativo y sin precedentes ha sido que los socialistas hayan pedido explicaciones tras la publicación del testamento de don Juan. Por su parte, el Gobierno y el PP se han quedado solos en su defensa numantina de la Corona, preocupados por el deterioro de la marca España y la inestabilidad institucional que supone la imputación de la hija del monarca.