La acumulación de indicios que apunta el juez recoge todo tipo de pruebas. Las primeras son la última tanda de e-mails de Torres, en los que el yerno del rey pone al día a su mujer en algunos de sus negocios de Nóos. Otros correos ya apuntaron a la supuesta intervención de la duquesa de Palma para engrasar gestiones de su esposo al frente del polémico instituto o de la fundación de niños discapacitados, como hizo para intentar sacar adelante la presencia de un segundo sindicato español de vela en la Copa América.
Al margen de los correos, Castro también valora otras pruebas, como el hecho de que sea la única de los cinco miembros de la junta directiva de Nóos que no está imputada; que fuera la copropietaria de la inmobiliaria Aizoon, presuntamente usada por Urdangarin para desviar cerca de un millón de dinero público a su bolsillo; que ella aprobara las cuentas anuales de esa firma; que fuera la primera titular de la cuenta que abrió Aizoon; o que girara facturas contra esa mercantil por valor de 600 y 700 euros semanales como si fuese un proveedor más.