Ejercicios de funambulismo de acercamiento al Gobierno y al PSC sin alejarse de Esquerra

E. C. Madrid / La Voz

ESPAÑA

29 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Artur Mas ha optado por la vía del funambulismo para tratar de salir del atolladero en el que está metido. Pero la cuestión es si estos hábiles ejercicios de acróbata paseándose por la cuerda floja dan para aguantar toda una legislatura o desembocarán ineluctablemente en un adelanto electoral. La asfixia financiera de Cataluña le ha llevado a acercarse a Mariano Rajoy, del que ha conseguido que relaje el objetivo de déficit del 0,7 %, lo que le hubiera obligado a recortar más de 4.400 millones. Pero, al mismo tiempo, no renuncia a la consulta soberanista, eje de su pacto con ERC, que a su vez tiene la llave para aprobar los Presupuestos, que en el mejor de los casos, si se aumentara el techo al 2 %, como quiere Mas y resta por negociar con Madrid, incluirían un ajuste de 1.800 millones. Mientras, el Gobierno juega a la estrategia del palo y la zanahoria para tratar de desgastar la alianza CiU-ERC y socavar la consulta.

En este escenario, Mas está tocando también la tecla del acercamiento al líder del PSC, Pere Navarro. Su desmarque del PSOE para defender el derecho a decidir ha sido muy bien valorado en CiU. La intención del presidente es que tanto los independentistas como los socialistas entren en su gobierno, lo que ambos rechazan. Si no es así, tener una alternativa disponible por si rompe con ERC.

Mas depende demasiado de los republicanos, que le han amenazado varias veces con no apoyar los Presupuestos y le presionan para que fije la fecha del referendo. Ya han dado a conocer incluso la pregunta que se plantearía: «¿Usted cree que Cataluña debería ser un Estado independiente?». Artur Mas trata de revertir con estos movimientos la situación de extrema debilidad política en que se encuentra. Pero su juego tiene límites. Mantener un diálogo fluido y llegar a acuerdos con el Gobierno -por ejemplo, la mejora significativa de la financiación- para aliviar la situación económica catalana mientras se mantiene el desafío soberanista es una táctica que tiene fecha de caducidad. El 2014, fecha límite impuesta por ERC. Pactar con el PSC tampoco parece una salida factible porque este partido tendría poco que ganar.