La Semana Santa da un respiro al PP para preparar su estrategia frente a Bárcenas

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El partido cuenta con el apoyo de Álvaro Lapuerta para desmontar la versión del extesorero popular

25 mar 2013 . Actualizado a las 12:38 h.

Aunque el PP emprendió su particular viacrucis por el caso Bárcenas mucho antes de que el pasado 17 de febrero se celebrara el primer domingo de Cuaresma, la llegada de la Semana Santa se ha celebrado como nunca en Génova. Ayer, Domingo de Ramos, los populares pusieron dos velas con idéntico fervor. Una, para rememorar la entrada de Jesús en Jerusalén a lomos de la borriquilla. Y otra, en honor de la jueza Mercedes Alaya, titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla que investiga el caso de los ERE. La decisión de la instructora sevillana de encarcelar a cuatro nuevos imputados en el caso obró el milagro de borrar por primera vez en tres meses de las primeras páginas de los periódicos toda referencia a los papeles de Bárcenas.

El largo lapso vacacional ofrece a los populares un período de reflexión para poner en orden las ideas después de una temporada de sobresaltos en la que el extesorero Luis Bárcenas ha sembrado la discordia entre los partidarios de plantarle cara abiertamente con el coste que sea necesario para el partido, entre los que se encuentran la secretaria general, María Dolores de Cospedal, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, o el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, y quienes creen que aún existe un resquicio para el diálogo con Bárcenas que permita al menos salvar los muebles. De entrada, los populares no reunirán hoy a su comité de dirección, como estaba previsto. Si las aguas se calman, mejor no removerlas.

El partido como víctima

Después de meses de reveses judiciales, el PP afronta la Semana Santa con dos buenas noticias. Una, la decisión de la Sala de lo Penal de anular la comparecencia de Bárcenas ante el juez Bermúdez, temida en Génova dada la capacidad del titular del Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional para arrancar confesiones a los acusados. La otra, la confirmación de que el extesorero del PP Álvaro Lapuerta se mantiene firme defendiendo la versión de que no existió la más mínima financiación irregular en su etapa como máximo responsable de las finanzas del PP.

La figura de Lapuerta no se ha tenido muy en cuenta durante este proceso, pero se trata de un elemento capital. La práctica totalidad de los supuestos pagos en dinero B que reflejan los papeles de Bárcenas corresponde al período en el que Lapuerta era el tesorero y Bárcenas solo el gerente. Mientras Lapuerta mantenga que los papeles de Bárcenas no se corresponden con una contabilidad paralela del PP, el valor probatorio de las fotocopias que se han publicado disminuye, incluso en el caso de que las pruebas caligráficas demuestren que pertenecen al puño y letra de Bárcenas.

La estrategia del PP pasa por demostrar que, lejos de evidenciar una financiación ilegal del partido, el escandaloso enriquecimiento de Bárcenas que refleja el descubrimiento de sus cuentas en Suiza, que alcanzaron un saldo de 38 millones de euros, confirma que el extesorero se aprovechó de su cargo para cobrar comisiones millonarias de las que él era el único beneficiado. Algo que, en todo caso, casa mal con las coincidencias que el juez Ruz ha detectado entre los papeles de Bárcenas y la contabilidad intervenida a la trama Gürtel, e incluso con la contabilidad oficial del PP .

Según aseguraba ayer el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, en una entrevista en el diario Abc, «no es lo mismo utilizar fondos públicos de los presupuestos y tributos de los ciudadanos, y utilizar un ministerio, una secretaría de Estado para enriquecerse, que el caso de una persona que tiene una responsabilidad en una institución privada que es un partido, aunque maneje subvenciones, pero no es un cargo público».