Dos centenares de policías y un potente inhibidor para proteger y evitar que se filtre la declaración

La Voz

ESPAÑA

23 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La expectación es máxima para este 23F en Palma. Más incluso que hace un año. Y la seguridad va a ser extrema, más que cuando Iñaki Urdangarin hizo el paseíllo en los juzgados baleares por primera vez. El Ministerio del Interior va a desplegar hasta 200 agentes en los alrededores del tribunal, ante la posibilidad de que sean más de un millar de personas las que respondan a los llamamientos de indignados, republicanos e independentistas para manifestarse contra el duque. Como si de una cumbre de grandes líderes internacionales se tratara, la Policía va a establecer dos cordones de seguridad en los alrededores de los juzgados. Unos 130 policías con base en Palma llevarán el peso del operativo. A ellos, se unirá unos 70 funcionarios de las Unidades de Intervención de la Policía (UIP, antidisturbios) y efectivos de subsuelo y guías caninos.

El despliegue de Interior será bastante superior al de febrero del 2012, sobre todo porque las convocatorias para protestar son muchas más. Una decena de colectivos de toda índole (indignados, independentistas, republicanos...) han llamado a desafiar las gélidas temperaturas que se esperan este sábado en Palma para manifestarse frente a los juzgados.

La gran novedad en seguridad va a ser el fortísimo inhibidor de frecuencia que la Policía va a instalar en la segunda planta de los juzgados, junto a la sala donde declarará el duque. Ese aparato hará un «barrido mucho más potente» que el que se realizó el pasado sábado durante la declaración de Torres y que dejó a todo el vecindario (y a los periodistas) durante horas sin cobertura móvil y sin conexión wifi.

El objetivo: que ninguno de la treintena de abogados que estarán presentes en el interrogatorio pueda retransmitir en directo lo que allí acontece. Y, sobre todo, que nadie pueda obtener una instantánea de Urdangarin que no sea la de su paseíllo entrando a los juzgados. A la Casa del Rey le obsesiona que pueda filtrarse una foto del duque sentando en algo muy parecido al banquillo de los acusados o que su voz pueda oírse. Las órdenes son taxativas: todo el mundo que entre a la sala será sometido a un doble control. En el exterior habrá cerca de 200 periodistas, medio centenar más que hace un año. Muchas de las acreditaciones pertenecen a informadores internacionales.