Iñigo Urkullu se convirtió ayer en el sexto lendakari tras tomar posesión de su cargo en un acto celebrado en la Casa de Juntas de Guernica. Antes de recibir el bastón de mando de su predecesor, el socialista Patxi López, Urkullu siguió la tradición implantada por el primer presidente vasco, José Antonio Aguirre, en 1936, y juró ante el árbol de Guernica con la fórmula, en vasco, «humilde ante Dios y la sociedad, en pie sobre la tierra vasca, y bajo el roble de Guernica, con el recuerdo a nuestros antepasados, juro ante vosotros, representantes del pueblo, cumplir fielmente mi mandato, lo juro». Respecto a la frase original, sustituyó la expresión «humillado ante Dios» por la de «humilde».
Igual que había hecho en su día Patxi López, Urkullu realizó el juramento ante una mesa sin biblia ni crucifijo. Colocó, eso sí, un ejemplar del Estatuto de autonomía y otro del Fuero Viejo de Vizcaya, primer texto que recoge las instituciones forales del territorio. El nuevo lendakari evitó mencionar a España en su mensaje político, escrito en el libro de honor de la Casa de Juntas: «Trabajaré con humildad y determinación por una Euskadi de progreso, en paz y libertad por sí misma en Europa y el resto del mundo».