El debate soberanista y el borrador anónimo taparon los recortes y su gestión

e. c. madrid / la voz

ESPAÑA

25 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Cataluña está en una situación económica crítica, hasta el punto de haber tenido que pedir un rescate el Estado por valor de más de 5.400 millones. Durante sus dos años de mandato, Artur Mas inició y profundizó en la vía de los recortes draconianos en sanidad, educación y servicios sociales, que luego emprendieron otras comunidades y el Gobierno de Rajoy. Sin embargo, su más que discutible gestión de la crisis ha quedado relegada totalmente en la campaña, a pesar de que las encuestas señalan que el paro y la situación económica son las máximas preocupaciones de los catalanes con gran diferencia.

El presidente de la Generalitat decidió subirse a la ola independentista de la impresionante manifestación de la Diada, dejar a medias la legislatura, huir hacia adelante y convocar unas elecciones que convirtió en un test sobre su deriva soberanista. Logró que los primeros días de campaña se centraran en el terreno que más le favorecería, el debate sobre su proyecto, a la vez que obviaba emplear el término independencia. Pero, a falta de diez días para el 25-N, un diario nacional publicaba que Mas y Jordi Pujol tienen cuentas en Suiza y Liechtenstein vinculadas a la corrupción, según un misterioso borrador supuestamente elaborado por la policía, pero cuya autoría nadie asume, que aparecía en el momento justo con la clara intención de perjudicar al candidato de CiU.

Giro radical

A partir de ahí la campaña dio un giro radical para ser monopolizada por estas denuncias no probadas y su posterior judicialización. El ruido fue tan intenso que no dejó apenas que se escucharan otros mensajes, ni siquiera el independentista y, mucho menos, los que tenían que ver con las distintas propuestas partidarias contra la crisis. La respuesta de Mas fue identificar las acusaciones con ataques a Cataluña y denunciar una conspiración encabezada por Rajoy para tratar de destruirlo y torcer la voluntad popular. Mientras, el Gobierno daba credibilidad al informe. Está por ver si esa estrategia le saldrá bien a Mas y no solo no le hará perder votos, sino que incluso los ganará entre los independentistas indecisos, como creen en CiU.