«Somos más de 15.000»

M. COSTOYA REDACCIÓN, AGENCIAS / LA VOZ

ESPAÑA

Miles de personas en el recinto donde se celebró el evento.
Miles de personas en el recinto donde se celebró el evento. I. Aparicio< / span>

Asistentes a la fiesta afirman que el disyóquey animaba al público con una cifra de participantes que superaba en 4.300 personas el aforo

02 nov 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

La Thriller Music Park prometía una feliz noche de Halloween para todos. La propuesta era sugerente. Una macrofiesta con uno de los disyoqueis del momento y una estética mezcla de Michael Jackson y The Walking Dead para garantizar una atmósfera tétrica y divertida. Pero lo que prometía ser una noche de terror superó todas las previsiones y acabó en el caos. «Eran masas de gente, unos tumbados encima de otros pidiendo auxilio, mientras la seguridad tiraba de ellos». El relato de Ana Gómez, una de las testigos presentes, resume los cientos de testimonios que se sucedieron ayer y que inundaron las redes sociales, en donde se cuestionaba que se respetase el aforo establecido, de 10.620 personas, y se hablaba abiertamente del escaso control existente, que permitió la entrada de menores en el Madrid Arena.

«En un momento el disyóquey dijo que éramos más de 15.000 personas», explicó ayer a Efe Ana Aparicio, de 18 años, que junto a su hermana Isabel, de 21, vivieron en primera persona lo ocurrido en la madrugada de ayer. Isabel supo que algo había ocurrido pasadas las 3.30 horas, cuando vio a un grupo de gente que intentaba correr y poco después observó que sacaban en brazos a una joven «que parecía desmayada».

Javier, de 19 años, y Guillermo, de 20, también estuvieron en la fiesta y aseguraron que vivieron momentos de pánico y trataron de socorrer a las personas atrapadas. Una de ellas, según su relato, les gritaba: «No me sueltes que me estoy muriendo». Los dos jóvenes intuyeron el peligro y abandonaron la fiesta media hora después, pero antes vieron hasta «cinco pisos» de personas amontonadas, que gritaban desesperadamente y que se agarraban a sus manos y a sus pies. Ante la imposibilidad de poder auxiliarlos ellos mismos, ambos pidieron ayuda al personal de seguridad, al que advirtieron de que si no se actuaba con rapidez «iba a morir gente». Durante estos momentos tan confusos, de absoluto caos, llegaron a ver cómo un camarero hacía maniobras de reanimación sobre una de las barras de copas a una de las chicas, que finalmente resultó muerta.

Dos realidades diferentes

A esa hora, como si de dos fiestas distintas se tratara, los mensajes de los tuiteros describían realidades diferentes. «Petadísimo. Gozándolo y saltando como un loco», se publicaba en la red social. Por contra, los más cercanos a lo sucedido relataban cómo vieron gente sangrando, mareada y tirada en el suelo o recibiendo pisotones.

Las redes sociales también sirvieron de medio para tranquilizar a los familiares que, alertados por las primeras informaciones, se preocupaban por el estado de sus hijos.

Desde entonces y durante todo el día, las condolencias y las palabras de consuelo se mezclaron en la red con mensajes de sorpresa y repulsa por lo ocurrido en el Madrid Arena.