Elecciones Vascas 2012: Marea soberanista, fracaso socialista

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

El candidato del PNV, Iñigo Urkullu, y su esposa
VINCENT WEST / Reuters

El PNV, que gana claramente las elecciones, y EH Bildu, que queda en segunda posición, suman el 64 % de los escaños del Parlamento frente al 36 % de los constitucionalistas

22 oct 2012 . Actualizado a las 13:35 h.

Marea soberanista. Triunfo claro del PNV e irrupción espectacular de EH Bildu. Entre ambos logran 48 escaños, el 64 % del total de la cámara de Vitoria, y casi el 60 % de los votos. Hundimiento socialista, que pierde 9 de sus 25 diputados, y retroceso del PP, que se deja 3. Las fuerzas constitucionalistas, a las que se suma el representante de UPyD, se quedan en un suelo del 36% de los parlamentarios.

Estos son los titulares de las elecciones vascas, las primeras que se celebran sin la amenaza directa de ETA, un año después de que anunciara el cese definitivo de la violencia, que tendrán un importante impacto en la política nacional, sobre todo después del desafío soberanista de Artur Mas en Cataluña. Los electores vascos emitieron un voto de castigo contundente contra el gobierno saliente encabezado por Patxi López y, en menor medida, sancionaron a quien lo respaldó, el popular Antonio Basagoiti.

Es la hora de los pactos poselectorales. La incógnita que se despejará en los próximos días es saber cómo gobernará Íñigo Urkullu. Es muy probable que lo haga en solitario con apoyos puntuales. Menos factible es que busque el apoyo del EH Bildu o el PSE en forma de pacto de legislatura.

PNV

Claro triunfo de Urkullu. El PNV resiste el empuje de la formación liderada por la antigua Batasuna, que no pudo participar en el 2009 y cuya entrada en juego ha dado un vuelco al mapa político vasco. Retrocede en votos y escaños, se queda en 27 de los 30 que tenía, pero le saca 9,6 puntos. Recupera el gobierno vasco, que ostentó durante 29 años, hasta que Patxi López se lo arrebató gracias a su acuerdo con el PP.

Urkullu ha dicho que su prioridad es luchar contra la crisis económica, sin renunciar a las reivindicaciones soberanistas. Defiende un nuevo «estatus político» para el País Vasco, que se sometería a consulta en el 2015.

EH BILDU

El mejor resultado de su historia. EH Bildu, liderada por la izquierda abertzale, es la que paradójicamente capitaliza la paz, sin condenar la violencia etarra. Conviene tener en cuenta que el Partido Comunista de las Tierras Vascas, su marca electoral en el 2005, logró solo 9 escaños. Obtiene el mejor resultado de su historia en unas autonómicas, en la línea de lo que había conseguido en las municipales de mayo (26 %) y las generales (24,4 %) de noviembre. Se convierte en el gran rival del PNV en el campo soberanista.

PSE

Hundimiento y fracaso personal de Patxi López. Sufrir un varapalo de las proporciones del que los vascos propinaron ayer al PSE habiendo estado tres años y medio en el poder es simplemente dramático, un desastre, aunque los resultados no se puedan comparar con los del 2009, ya que entonces la marca de la izquierda abertzale no estuvo presente.

De nada ha valido a López tratar de apuntarse el éxito del final de ETA bajo su mandato o su rechazo frontal a los recortes de Rajoy. Paga varias facturas a la vez: su pacto con el PP para desalojar al PNV, lo que le permitió ocupar unas instituciones que no le corresponderían según una parte del electorado; la de los votos prestados que se han ido esta vez a EH Bildu; e incluso todavía la gestión de Zapatero. Es un fracaso personal de López y un revés para Rubalcaba, que ve debilitado su liderazgo, ya que el lendakari es un hombre de su máxima confianza.

los pactos

Urkullu, con acuerdos puntuales. Es la opción más probable y la que defendió Urkullu en la campaña, un ejercicio de «geometría variable» que buscaría acuerdos puntuales según los asuntos: presupuestos, reforma fiscal o estatus político. Esta forma de gobernar, intercambiando los socios, tiene el peligro de provocar desgaste.

El escenario de un pacto de legislatura con los socialistas es improbable, y más aún la constitución de un gobierno de coalición emulando los de los años 80 y 90. Esto pasaría, en todo caso, por la marcha de López. El PNV no le perdona su pacto con el PP para enviarle a la oposición. Un acuerdo global con EH Bildu tampoco parece viable, pero sí podrían unir sus fuerzas para avanzar en la vía soberanista.