Tregua hasta mediados de septiembre entre los jueces y Gallardón

Julio Á. Fariñas REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

El talante firme pero dialogante del nuevo presidente del Poder Judicial, Gonzalo Moliner, rebajó la tensión

05 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Armisticio no, pero alto el fuego sí. Este parece ser el momento actual de la guerra dialéctica que enfrenta a la judicatura con el Ministerio de Justicia y que ha crecido hasta cotas sin precedentes desde la llegada del fiscal de carrera en excedencia y exalcalde de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón al despacho que dejó vacante el gallego Francisco Caamaño con el cambio de Gobierno. Un factor clave para que se llegase al actual clima de distensión parcial ha sido la reciente elección de Gonzalo Moliner como presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), un magistrado con una clara trayectoria progresista y dialogante. No es el complaciente Carlos Dívar que hubiese preferido Gallardón, ni siquiera el disciplinado Fernando de Rosa con el que quería contar como presidente en funciones, cuando no le quedó mas remedio que aceptar que la caída del viajado Dívar era inevitable, pero sí un interlocutor dispuesto a hablar todo lo que haga falta. Otra cosa es que vaya a decir sí a todo.

¿Por qué tanta aversión y/o pánico de Gallardón a José Ramón Ferrándiz, el candidato de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), que contaba también con el voto del núcleo duro de Jueces para la Democracia (JpD) en el Consejo? La explicación que ofrecen fuentes conocedoras de la dinámica interna del intrincado mundillo judicial es que al ministro y especialmente a alguno de sus más estrechos colaboradores les preocupa el exceso de poder que ya detenta la APM en el seno de la carrera judicial. Dejar que acumule más podría contribuir a convertirla en un escollo difícil de salvar a la hora de implantar algunas reformas que tiene in mente el ministro.

¿Afinidad rota?

¿A qué se debe tanta beligerancia de la asociación más próxima ideológicamente al actual Gobierno con la política judicial de un partido que siempre la ha respaldado a la hora de colocar a sus afiliados en puestos claves, como el Consejo, por ejemplo?

Para algunos la explicación radica en que la llegada del Partido Popular al Ejecutivo de la nación llevó a los estrategas de la asociación mayoritaria en el seno de la judicatura a concluir que había llegado su hora, una oportunidad única de consolidar su poder efectivo dentro de la carrera judicial que difícilmente se volvería a repetir en mucho tiempo.

Por otra parte, parece que la APM no se fía demasiado de las palabras del ministro de hacer efectiva una vieja promesa electoral del PP que recoge o al menos coincide con una de las grandes aspiraciones de la asociación judicial conservadora: devolver a los jueces la potestad de volver a elegir directamente a la mayoría de sus representantes en el CGPJ. Pareciera que sus temores no son infundados, a la vista de las últimas manifestaciones públicas de Alberto Ruiz-Gallardón, según las cuales ese punto ya no sería innegociable.

Con este panorama, y tras los posicionamientos de voces autorizadas de ambos bandos en los distintos foros académicos que han propiciado los cursos de verano a lo largo de las últimas semanas, se da por hecho que todo agosto y la primera semana de septiembre habrá tregua. A partir del 15 del mes próximo, coincidiendo con la solemne apertura del año judicial, se reanudarán las hostilidades. Munición dialéctica no va a faltar.