El Partido Popular confía en que «una mayoría silenciosa de españoles» avalen los recortes

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Moncloa recomienda a los ministros actuar con extrema «humildad» para explicar los ajustes

16 jul 2012 . Actualizado a las 01:38 h.

El Partido Popular afronta, como organización, su primer gran reto desde que Mariano Rajoy llegó a la Moncloa en diciembre del año pasado.

El PP se ha despertado de golpe del plácido sueño en el que cayó tras las continuas y contundentes victorias en las últimas municipales, autonómicas y generales. Los parabienes de los ciudadanos se han transformado en dudas y críticas ante la severidad de los recortes que, a pesar de lo prometido, afectan a sanidad, educación, prestación por desempleo y pensiones.

Pese a que la contestación social a las políticas de Rajoy es, de momento, ruidosa pero minoritaria, la preocupación crece en la dirección popular, sobre todo ante las primeras concentraciones de ciudadanos frente a la sede nacional del Partido Popular, en la madrileña calle Génova. Salvando las evidentes diferencias, esta imagen evoca a algunos dirigentes aquellas manifestaciones de 2004, tras el fatídico 11-M y que supusieron un claro punto de inflexión en el apoyo ciudadano al partido conservador.

El PP ha aprendido de sus errores del pasado y Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, Dolores de Cospedal y ministros como Fátima Bañez o Miguel Arias Cañete coincidieron este fin de semana en mostrar comprensión y respeto ante las protestas de los empleados públicos por unas medidas que, insisten, el Gobierno nunca hubiera tomado si el déficit público hubiera sido menor al que dejó José Luis Rodríguez Zapatero. Y, más allá de la movilizaciones en la función pública convocadas por los sindicatos para el próximo 19 de julio, se prevé un otoño caliente en las calles. El Gobierno, sin embargo, confía en que se imponga la «templanza» de lo que la ministra Bañez califica «mayoría silenciosa de españoles de buena voluntad» y las manifestaciones no sean mayoritarias, como no lo fue la huelga general del pasado marzo.

La orden de Moncloa es actuar con la máxima sensibilidad en el conflicto con los funcionarios y ponderar al máximo las virtudes de este gremio. Moncloa recomienda a los ministros actuar con extrema «humildad» para no echar más leña al fuego y evitar, de manera tajante, cualquier tipo de incidente como el que ha causado la diputada popular por Castellón Andrea Fabra con su ya tristemente famoso «que se jodan», una expresión que se ha convertido en munición gratuita para los partidos de la oposición, en especial para el PSOE.

Rajoy marcó el camino el sábado en Granada, cuando adelantó la clausura del congreso del PP de Andalucía para no hacerlo coincidir con una manifestación convocada para el domingo justo frente a las puertas del Palacio de Congresos, sede del cónclave popular. El líder de los populares, en la misma línea que se había expresado horas antes en el mismo la titular de Empleo, emplazó al partido a multiplicar sus esfuerzos pedagógicos. «Hay que explicar sin descanso, puerta a puerta, que hemos llegado hasta aquí porque el PSOE puso en riesgo el estado del bienestar», acotó Bañez.

Dudas en Castilla-León y Extremadura

El respaldo de todas las estructuras del PP al Gobierno sigue siendo unánime, pero las dudas sobre la forma en la que el Ejecutivo acomete los recortes comienzan a hacer mella en el partido. La imagen de unidad sin fisuras en el seno popular se agrietó el jueves con la abstención de Castilla-León y Extremadura, ambas gobernadas por el PP, al plan de austeridad para las comunidades autónomas que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, planteó y sacó adelante el jueves en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF).

Este desacuerdo puntual de José Antonio Monago y Juan Vicente Herrera es una prueba de que el ambiente está enrarecido. Estaba previsto que este fin de semana, numerosos ministros y presidentes autonómicos se desplazaran hasta Granada para participar en la despedida de Javier Arenas como presidente del PP de Andalucía. Sin embargo, ningún dirigente autonómico acudió a la cita y la representación ministerial se redujo a Fátima Bañez y Miguel Arias Cañete.

Un veterano dirigente popular mostró su extrañeza ante el hecho de que el partido o, incluso, el ministerio de Hacienda, no hubiera cuidado más la puesta en escena en el pasado CPFF. Lo lógico, apunta esta fuente, hubiera sido trabajar con más ahínco en los días antes a su celebración en pos de la unanimidad en las filas del PP, una vez que se esperaba, tal como ocurrió, el rechazo a las nuevas medidas de ajuste de los territorios no gobernados por el PP (Andalucía, Asturias Cataluña y Canarias).