El expresidente rompió su silencio para discutir con un hombre que combatió con dureza las principales leyes socialistas, desde el matrimonio homosexual hasta el divorcio exprés
29 jun 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Zapatero, en quien el Vaticano y los obispos españoles vieron un ariete del laicismo, eligió un foro católico para reaparecer ante la opinión pública desde que dejó la Moncloa. Lo hizo para debatir sobre humanismo con un viejo adversario, el cardenal Antonio Cañizares. En la Universidad Católica de Ávila, y ante un auditorio hostil que lo recibió con abucheos, mantuvo una charla de guante blanco, aunque advirtió que la «religión no puede monopolizar todos los aspectos de la vida». El prelado cargó las tintas contra el «despilfarro» en que ha vivido España y sostuvo que la recesión y todos los problemas económicos que arrastra el país tienen su origen en una «crisis de valores». En un ejercicio de autocrítica, Zapatero adujo que el mundo «ha tenido una fe excesiva en el sector financiero».
Zapatero rompió su silencio para discutir con un hombre que combatió con dureza las principales leyes socialistas, desde el matrimonio homosexual hasta el divorcio exprés o la ampliación de la ley del aborto. El público, entregado al cardenal, pedía saña y virulencia. Cañizares no solo hizo caso omiso, sino que tuvo que salir en defensa de Zapatero. «Hemos venido a hablar de humanismo, y el humanismo exige respeto a las personas», zanjó el purpurado.