Mariano Rajoy hará un hueco en su agenda, monopolizada por la política económica, para tener dos gestos con el exlíder del PP andaluz Javier Arenas y su sucesor, Juan Ignacio Zoido. El presidente del Gobierno convocó a la junta directiva nacional el próximo lunes en Sevilla y el 15 de julio clausurará el congreso de los populares andaluces en Córdoba. Todo un aviso para dejar sentado que Arenas de caído en desgracia, nada de nada. Rajoy ya lo dijo en la interparlamentaria reunida en San Sebastián hace diez días. «[Arenas] sigue aquí, seguirá aquí porque él quiere y porque lo necesitamos y sobre todo lo necesito yo, para que quede claro».
El presidente del Gobierno y líder del PP pretendía despejar así las dudas sobre el futuro político de su estrecho colaborador, y si ese gesto no fue suficiente le dará un espaldarazo por partida doble y en menos de quince días y en su casa.
El futuro de Arenas es un tema que apasiona en las conversaciones entre los dirigentes populares. Que si irá al Gobierno en la primera crisis ministerial, y hasta se afina que será ministro de la Presidencia para coordinar el funcionamiento del Ejecutivo. Otra hipótesis es que hasta que eso suceda será un contrapeso de María Dolores de Cospedal en la dirección del PP o bien reforzará el peso político de la misma en estos tiempos difíciles para el partido por las políticas de ajuste de Rajoy. En todo caso, Arenas, tras su frustrante victoria electoral del 25 de marzo, tiene mucho futuro por delante, a ojos de sus compañeros, sin excepción.
«Donde él quiera estar»
La ministra de Sanidad, Ana Mato, atajó las especulaciones crecientes: «A Javier Arenas le veo donde él quiera estar».
Las visitas de Rajoy a Sevilla y Granada supondrán además un aval para la operación sucesoria diseñada por Arenas con el alcalde sevillano, Juan Ignacio Zoido, como presidente interino del partido y que es más que probable que sea ratificado en el cargo con la legitimidad de un congreso en el cónclave de 14 y 15 de julio.