La reina Sofía y la infanta Elena acompañaron ayer al duque de Palma, Iñaki Urdangarin, y su familia en el duelo por la muerte del padre, Juan María Urdangarin. El progenitor del duque falleció el día anterior en Vitoria, donde residía, después de una larga enfermedad que se había agravado en los últimos días tras un derrame cerebral. De hecho, el propio Iñaki viajó precipitadamente desde Washington el pasado martes a la casa, donde ha permanecido junto a su padre hasta el fatal desenlace.
A las puertas se congregaron numerosos periodistas. Allí, y en el tanatorio, hubo todo el día un despliegue de la Ertzaintza, reforzado cuando arribaron a Vitoria la reina y la infanta, que llegaron a la casa, en una céntrica zona residencial, a las 13.15 horas; permanecieron hasta casi las cuatro de la tarde, cuando regresaron a Madrid. Entonces, la viuda, la aristócrata belga Clara Liebaert, y sus siete hijos se dirigieron al tanatorio. Allí, en la más estricta intimidad, dio su último adiós a Juan Urdangarin su familia, que solo comunicó públicamente la celebración de un funeral hoy, a las 20 horas. Asistirán la infanta Cristina y sus cuatro hijos, que llegan desde Washington.