Urdangarin dice que vio anomalías en Nóos, pero evita denunciarlas

Melchor saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

En su larga declaración solo aceptó algunos errores con Hacienda

28 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Son más de 500 preguntas, la inmensa mayoría con largas respuestas, recogidas en 42 páginas que resumen las 22 horas de declaración de Iñaki Urdangarin. El duque de Palma, en su maratoniana comparecencia ante el juez José Castro, intentó apuntar siempre a otros por los supuestos delitos e irregularidades de la trama Nóos y, sobre todo, se esmeró en dibujar un autorretrato en el que él es un simple relaciones públicas de «alto nivel», ajeno por completo a las prosaicas facturas o a los detalles de las contabilidades.

En al menos 30 ocasiones, el yerno del rey, cuando fue preguntado por cobros irregulares o facturas falsas, aseguró que «no estaba al corriente» de las cuentas, con la coletilla añadida de «eso habría que preguntárselo» a Diego Torres o a los administradores y asesores de los que se rodeó. Él, proclamó ante el juez, estaba al margen absolutamente de las cuentas. «Mi función era la gestión comercial de los grandes clientes y la parte deportiva de los proyectos. Las órdenes generales las daba Diego Torres», se descargó. Su parcela en Nóos era la «relación institucional de alto nivel, hacer el seguimiento de las relaciones comerciales e involucrar a las máximas personas posibles».

En seis ocasiones negó la más mínima relación con las empresas De Goes, y su matriz, Blossomhill, las firmas fantasmas creadas en el 2006 para enviar el dinero a Belice. De Blossomhill, apuntó que la primera vez que vio el nombre fue en el sumario y de De Goes admitió exclusivamente que sabía que existía una sucursal en España, con la que jamás tuvo trato. «No sé nada de eso», fue su respuesta cuando le preguntaron por las cuentas de Luxemburgo, el Reino Unido o Belice.

Explicó que «desde julio del 2008 sus relaciones [con Diego Torres] son inexistentes». Al principio, muy educado, señaló que «la razón del distanciamiento fue la disparidad de criterios sobre proyectos compartidos». Luego fue cargando las tintas. Afirmó que ese «mal feeling» surgió de la forma en que Torres hacía las «facturaciones». Y al final terminó sin contemplaciones: «Rompí relaciones porque tuve la sensación de que las cuentas no eran transparentes, pero no lo denuncié porque tenía la intención de acometer otros proyectos y porque tampoco tenía las evidencias legales». ¿Y lo va a denunciar ahora? «Por el momento, no», apostilló.

Un capote a Matas

Se mostró respetuoso con el expresidente balear Jaume Matas. Incluso pareció querer ayudarlo. «Jamás me he concertado con el señor Matas para defraudar a la Administración. Ni yo, ni Aizoon, ni Nóos han hecho negocios con él», afirmó rotundo.

El yerno del rey de manera implícita admitió que sus empleados se dedicaban a copiar informes que encontraban en Internet. «Es cierto que algunos trabajadores se dedicaban a obtener de Internet información del turismo y del deporte». Eso sí, dice que era «una información que se leía, se procesaba y, si era necesario, se utilizaba en algún proyecto».

Tras 22 horas de declaración, solo en un momento entona algo parecido a un mea culpa, y solo por Aizoon y por cuestiones con Hacienda. «Puede que haya errores, pero la inspección fiscal a la que estoy sometido tomará las decisiones que estime conveniente».