El Supremo contra Baltasar Garzón

Julio Á. Fariñas REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

El más universal de los jueces españoles se estrena esta semana como reo ante el alto tribunal de su país. Será un drama en tres actos

16 ene 2012 . Actualizado a las 07:10 h.

En el sistema judicial americano el presidente del tribunal suele empezar los juicios con: «el Estado de..... contra......». Si aquí se siguiera ese mismo ritual, el juicio que dará comienzo mañana en Madrid podría empezar así: «El Tribunal Supremo de España contra Baltasar Garzón».

El señalado para la semana que comienza será el primero de una serie de tres procesos encadenados -en la práctica, no formalmente-, en los que tendrá que defenderse de los cargos que pesan contra él como presunto autor de un mismo delito: prevaricación judicial (dictar a sabiendas una resolución contraria a derecho).

Este proceso comenzó con la querella del abogado de uno de los imputados en una trama de corrupción masiva, tras una investigación dirigida por el ahora acusado. Su delito fue haber autorizado, a instancias de la Fiscalía Anticorrupción, la intervención de las conversaciones que los principales dirigentes de la trama mantuvieron en prisión con algunos de sus abogados, ante la sospecha de que podría existir connivencia con sus clientes para esquivar del alcance de la Justicia española millones de euros ocultados en el extranjero.

Sentencia inapelable

Aunque la Fiscalía no respalda la acusación, el instructor de la causa -Alberto Jorge Barreiro- decidió abrirle juicio por entender que esa resolución pudo haber vulnerado el derecho de defensa de los investigados y admitió la personación como acusador del presunto cabecilla de la trama, Francisco Correa, que sigue en prisión. No lo acusa el Ministerio Fiscal que calificó la querella de «fraude de ley».

La sentencia -inapelable- será dictada por un tribunal formado por siete magistrados, entre los que se cuentan dos -Luciano Varela y Manuel Marchena- que son los instructores de los otros dos procesos a los que se tendrá que enfrentar.

Si resultase condenatoria -algo más que probable- la pena no será de cárcel, sino de inhabilitación como juez en un período de tiempo que puede oscilar entre los 12 y los 20 años, con lo que no podría volver a la judicatura.

Aunque la querella que sirvió para incoar este proceso fue admitida a trámite casi un año después de la derivada de la investigación de los crímenes del franquismo, cuya instrucción se ha dado por concluida hace más de medio año, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo hizo todo lo posible y algo más para que esta fuera la primera en ir a juicio.

Maniobra de última hora

La vista se había señalado inicialmente para el pasado 29 de noviembre, pero la recusación planteada contra seis de los siete miembros del tribunal y admitida contra cinco de ellos obligó a posponerla. Una hábil maniobra de última hora -la recusación de Luciano Varela, uno de los sustitutos- casi consigue el objetivo de que se celebrase primero el juicio de los crímenes del franquismo, en el que no está todo perdido, pero no podía ser: era inaplazable.