La militancia y no los barones decidirá el nuevo líder socialista

r. gorriarán COLPISA / MADRID

ESPAÑA

Espíritu de revuelta entre las bases frente al 38.º congreso federal

05 dic 2011 . Actualizado a las 09:33 h.

El futuro secretario general del PSOE tendrá que poner más atención en las preferencias de la militancia que en buscar apoyos de los líderes territoriales del partido. Las derrotas de los socialistas en las municipales y autonómicas del 22 de mayo y en las generales del 20 de noviembre han generado entre los socialistas un espíritu de revuelta contra los barones que no sería de extrañar que aflore en los congresillos para elegir a los delegados al 38.º congreso federal del PSOE. Unas asambleas que pueden hacerse ingobernables para los aparatos autonómicos del partido.

Ya en el cónclave de hace 11 años, el que llevó a José Luis Rodríguez Zapatero a la secretaría general del partido, se apreciaron signos de motín en las federaciones socialistas. El voto en aquel congreso no fue homogéneo porque las decisiones de los secretarios generales no fueron seguidas a pies juntillas, como era costumbre hasta entonces, por los delegados. En esa indisciplina pescó Zapatero y se alzó con el liderazgo socialista pese a que José Bono tenía el respaldo de la gran mayoría de los barones del partido.

La situación se repite ahora y, si cabe, más agudizada, según afirman distintos dirigentes del PSOE. «Hay malestar en el partido con las direcciones, desde las locales hasta la federal», comentaba un veterano diputado socialista. Para prueba, un botón: cuatro organizaciones provinciales, dos en Andalucía y dos en Castilla y León, y dos municipales, Cáceres y Alicante, están regidas por gestoras por distintos conflictos internos.

Algunos secretarios generales de federaciones ven como surgen aspirantes a moverles la silla. Es el caso del valenciano Jorge Alarte, que tiene dos aspirantes a su cargo, Francesc Romeu, a quien ya se enfrentó en el 2008, y Manuel Mata. Pero no es el único, en el socialismo catalán tres candidatos pretenden el despacho de José Montilla; asimismo es previsible que haya más de un interesado en la sucesión de Marcelino Iglesias entre los aragoneses y de José María Barreda en Castilla-La Mancha o de Pedro Saura en Murcia. También se avecina una seria batalla en Madrid contra Tomás Gómez.

En una coyuntura en que casi todos los barones son perdedores, el desgaste de la autoridad es inevitable y las posiciones de los dirigentes no tienen ninguna garantía de ser secundadas por las bases del partido.