Cautela de los barones territoriales, que no muestran sus preferencias

La Voz

ESPAÑA

27 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Entre los socialistas reinó la cautela, nadie se mojó en público con el apoyo a los dos señalados como candidatos. Ni siquiera al loado Rubalcaba, al que se agradeció con sincero entusiasmo el trabajo realizado, pero al que nadie pidió que diera un paso al frente y presentara sus credenciales. Los fogosos apoyos de las primeras horas para que fuera el nuevo secretario general desaparecieron como por ensalmo. Tampoco sus críticos destaparon sus preferencias por Chacón. Hablar de candidatos a la sucesión de Zapatero, que es lo que hacen los socialistas a todas horas, se convirtió en un tabú.

El presidente andaluz, José Antonio Griñán, al que Rubalcaba elogió y que encabezará la delegación más numerosa en Sevilla, repartió los halagos. Del que fue candidato dijo que «hay pocas personas más capacitadas» y de Chacón, que es una «mujer admirable». Rechazó la propuesta de Tomás Gómez de que todos los afiliados elijan a su líder, pues «no hay procedimiento más libre, más abierto y más democrático» que el actual.

El expresidente de Castilla-La Mancha José María Barreda defendió que el secretario general sea diputado y también descartó las primarias, porque no se contemplan en este caso en los estatutos del partido, lo que iría en contra de la opción que representa el alcalde de Toledo y senador Emiliano García-Page.

Gómez, el más crítico

El líder de los socialistas madrileños fue el más crítico, ya que achacó la derrota electoral no tanto a la crisis como a las políticas «liberales» y «de derechas» aplicadas por el Gobierno para afrontarla. Asimismo, señaló que el PSOE necesita un «revulsivo, cambio y tiempo nuevo», con lo que dejaba clara su oposición a Rubalcaba, al igual que los representantes de Izquierda Socialista. No desveló si presentará su candidatura.

José Bono dijo que el nuevo mandatario debe ser «un socialista moderado, no dogmático, autónomo en el sentido de que diga lo que piense y no lo que piensen otros». «Un español sin complejos, que defienda los intereses de España, del conjunto de los españoles», sentenció.

De los tapados, ni noticias. Ninguno se destapó. La «tercera vía», que tantos y tan entusiastas apoyos tiene, fue una vía desierta.