Catorce años por matar a una prostituta y seccionar su cuerpo con un serrucho

EFE

ESPAÑA

El procesado quemó las dos partes y un hueso del cráneo en un descampado de Mijas, «faltando al respeto debido a la memoria de los muertos».

04 nov 2011 . Actualizado a las 17:16 h.

Un hombre ha sido condenado a catorce años y cuatro meses de prisión por matar a una prostituta en su domicilio particular, en la localidad malagueña de Mijas Costa, y seccionar su cuerpo con un serrucho.

El procesado, de nacionalidad española y sin antecedentes penales, ha sido condenado por un delito de homicidio y otro de profanación de cadáveres, según la sentencia, a la que ha tenido acceso Efe.

En la sentencia se explica que el acusado realizó un acto de profanación de cadáver ya que al día siguiente de su muerte, procedió a diseccionarlo y metió distintas partes del cuerpo en bolsas de basura que arrojó en dos contenedores soterrados de Fuengirola (Málaga).

Además, quemó las dos manos y un hueso del cráneo en un descampado de Mijas, «faltando al respeto debido a la memoria de los muertos».

Los miembros del jurado consideraron al procesado culpable por unanimidad y destacaron que la acción llevada a cabo por el acusado fue un «acto deleznable, de falta de respeto y vejación hacia la víctima y hacia su familia».

En la sentencia se considera probado que el agresor tras seccionar el cuerpo lo distribuyó en varias bolsas, las introdujo en el maletero de su coche y las arrojó en dos contenedores de basura.

Con la misma intención el acusado cogió de su casa ropa y demás efectos personales de la víctima y, en un descampado de Mijas, quemó todo con gasolina «para hacerlo desaparecer».

El crimen fue cometido el 6 de abril de 2010 después de que el agresor llamara a la víctima para concertar con ella un servicio de naturaleza sexual.

El acusado se dirigió con su vehículo, un Audi 80, hasta donde se encontraba la mujer y tras recogerla se dirigieron a su domicilio en la Avenida de Andalucía en Mijas Costa.

Una vez avanzada la noche se produjo una fuerte discusión que degeneró en agresión por parte de éste y con «ánimo de quitarle la vida» la golpeó reiteradamente en la cabeza hasta causarle la muerte.

Al día siguiente, con la finalidad de deshacerse del cadáver, fue a una ferretería y compró un serrucho y, seguidamente, en un estanco dos botes de gasolina de mechero.

El acusado seccionó en trozos el cuerpo en su vivienda y lo distribuyó en varias bolsas basura que compró en un supermercado.

En la sentencia se explica que la intensidad con la que propinó los golpes llegaron incluso a producirle al acusado heridas en los nudillos y en zonas próximas de ambas manos.

También se destaca que la reiteración en los golpes se acredita en la cantidad de restos de sangre de la víctima que quedó esparcida por casi toda la vivienda del acusado: paredes, suelos y mobiliario del salón, pasillo, baño, dormitorio principal y terraza.

El acusado, casado y con dos hijos, durante el juicio aseguró al jurado que al comprobar que la mujer había muerto, quiso suicidarse pero luego pensó en su familia, que dependía económicamente de él, por lo que pensó en deshacerse del cuerpo.

En la sentencia también se condena al procesado a indemnizar al hijo de la víctima con 200.000 euros y a sus progenitores con 100.000 euros.