«No tengo que pedir disculpas. No he faltado al respeto a nadie». El cabeza de lista de CiU para las próximas elecciones generales, Josep Antoni Duran i Lleida, descartó ayer disculparse con andaluces y extremeños por las declaraciones en las que, el pasado fin de semana, denunciaba que algunos agricultores de estas regiones reciben las ayudas del antiguo plan de empleo rural (PER) por pasarse toda la mañana en el bar.
Las palabras de Duran han desencadenado una oleada de indignación en las instituciones y partidos de ambas comunidades, que podría plasmarse en los próximos días en la iniciativa socialista para que la Junta y el Parlamento de Andalucía reprueben al político nacionalista y emitan una condena «unánime y firme» de sus palabras, que consideran un síntoma de «ignorancia» y una ofensa de «trasfondo xenófobo» a los habitantes de estas autonomías.
El dirigente de CiU matizó ayer un poco sus críticas y aclaró que no iban dirigidas a los andaluces de Andalucía ni a los andaluces que viven en Cataluña, sino a los políticos andaluces que «fomentan la cultura del subsidio, que no lleva a ningún sitio, y es algo que no quiero ni para Andalucía ni para Cataluña».
Sin embargo, reiteró y mantuvo una por una sus afirmaciones. «Me equivoco muchas veces, pero esta no», aseguró. Explicó que, simplemente, trata de «poner de relieve una realidad que no me gusta, un tipo de política que no comparto», por lo que volvió a denunciar el PER.
Los políticos andaluces y extremeños, encabezados por los respectivos presidentes autonómicos, José Antonio Griñán y José Antonio Monago, no pueden estar más en desacuerdo. Todos los partidos e instituciones de ambas comunidades, de la izquierda a la derecha, mostraron su coincidencia: que las palabras de Duran Lleida son una ofensa «gratuita» y «electoralista» a los ciudadanos por la que debe disculparse de forma pública.