El juez Ruz se inclina por mantener su línea de investigación en el chivatazo

EFE

ESPAÑA

El magistrado esperará a conocer en detalle por qué el pleno de la sala de lo penal consideró que no hay indicios suficientes.

22 sep 2011 . Actualizado a las 20:11 h.

El juez Pablo Ruz se inclina por no variar la línea de investigación mantenida hasta ahora en el caso Faisán, que apunta como autores del «chivatazo» que alertó a ETA de una operación contra su red de extorsión a tres mandos policiales, cuyo procesamiento fue revocado ayer por la Audiencia Nacional.

Así lo han informado hoy fuentes jurídicas, que han señalado que Ruz esperará a conocer en detalle por qué el pleno de la sala de lo penal consideró que, aunque los hechos revisten carácter de delito, no hay indicios suficientes de que los autores fueran el exdirector de la Policía Víctor García Hidalgo, el jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamiés, y el inspector José María Ballesteros.

A la espera de que sea notificado el auto del pleno, que debe indicar las «lagunas» detectadas en la investigación llevada a cabo por el magistrado, éste sigue pensando que su tesis sobre la autoría del «chivatazo» es más verosímil que la que mantienen las defensas de los policías que procesó, que apuntan a otro agente, el jefe del equipo de investigación Carlos Germán, como autor del soplo.

Por eso, el juez tratará de encontrar nuevos indicios que respalden la línea de actuación mantenida hasta ahora y, si no los halla, concluirá la investigación sin ningún procesamiento para que la sala archive la causa.

Ruz cree que hay dos elementos de especial valor que apoyan su versión: la conversación entre el dueño del bar Faisán de Irún, Joseba Elosua, y su yerno, al que -sin saber que estaba siendo grabado- contó que le habían dado el soplo, y la declaración que hizo al ser detenido, que cree más espontánea que otras posteriores porque aún no había podido elaborar una estrategia de defensa.

Fue ahí cuando Elosúa dijo que se iba «a la lonja» -un local de su propiedad donde supuestamente destruyó cartas de extorsión de ETA que guardaba allí- y aseguró que hacía sólo diez o quince minutos que había llegado al bar cuando una persona entró en él y le pasó un teléfono, a través del que un tercero le dio el «chivatazo».

Esto sitúa el momento del soplo en torno a las 11:20 horas del 4 de mayo de 2006, lo que coincide con la presencia de Ballesteros en la zona -recogida por una cámara de vídeo- y desacredita la teoría de que Germán, que llegó más tarde, fuera el autor del chivatazo, según las mismas fuentes, que no obstante consideran «legítima» la línea de actuación de las defensas.

En el auto de procesamiento dictado el pasado 13 de julio, Ruz situaba a Ballesteros como la persona que entró en el bar Faisán y entregó a Elosua el teléfono móvil con el que se hizo el soplo, cuya autoría atribuía a Pamiés, mientras que sostenía que García Hidalgo consensuó con este último la acción.

Las fuentes jurídicas han señalado asimismo que el juez no se ha tomado el acuerdo del pleno de la sala de lo penal como un varapalo, y han añadido que si procesó a los tres mandos policiales fue porque pensó que tenía indicios suficientes para llevarles a juicio, sobre todo en el caso de Pamiés y de Ballesteros.

También han dicho que ha mostrado su acuerdo con el hecho de que la sala valorara la existencia o no de indicios de delito en lugar de entrar en el debate sobre la calificación jurídica de los hechos, que él consideró constitutivos de colaboración terrorista y/o encubrimiento y revelación de secretos.