El presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, reclamó ayer a las instituciones que respeten las decisiones judiciales, en alusión, sin citarlo, al conflicto generado por la sentencia sobre la inmersión lingüística en Cataluña. También hizo referencia a las «zonas de fricción» que surgen entre las competencias de los diferentes tribunales, entre ellos el Supremo y el Constitucional, y para limar estas asperezas propuso que el Supremo respete los criterios del Constitucional y que este asuma la «jurisprudencia del Supremo». «Se podría solucionar con un marco legal de actuación de cada tribunal o favorecer el denominado diálogo entre tribunales», propuso Dívar.
En el ambiente, en sus palabras y, en general, en el acto de apertura del año judicial en sí, se notó la ausencia del rey, que no pudo acudir debido a la reciente operación en el tendón de Aquiles. El monarca, eso sí, recibió por la tarde a Dívar en el palacio de la Zarzuela y un día antes hizo lo propio con el fiscal general, Cándido Conde-Pumpido. Este le entregó la memoria de actividades de la Fiscalía, en la que, al igual que su discurso de ayer, sirvió de despedida, ya que su mandato concluye en abril del 2012, aunque ya ha anunciado que dejará el cargo cuando José Luis Rodríguez Zapatero abandone la Moncloa. Tras ocho años en el trono caliente de la jefatura del ministerio público, Conde-Pumpido regresará al Supremo como magistrado de la Sala de lo Penal.