Admiten que el ambiente político no permitió sacar adelante el cambio
14 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, lamentó ayer no haber podido llevar a buen puerto la reforma de la cámara para dar al Senado el «relieve político e institucional» que se merece. El presidente, que no descartó que esas modificaciones puedan pactarse en la próxima legislatura, reconoció, no obstante, que acordar esos cambios no será fácil debido al «singular modelo institucional español».
El jefe del Ejecutivo, que recordó que en sus dos legislaturas respondió a 156 preguntas en el pleno, se despidió ayer para siempre del Senado con la contestación a otras tres interrogaciones y un cerrado aplauso de más de un minuto del grupo socialista.
Zapatero y el portavoz del PP en el Senado, Pío García Escudero, protagonizaron un debate de guante blanco, donde no hubo descalificaciones. Ni siquiera acusaciones o reproches. Todo lo contrario, solo elogios y reconocimiento. De hecho, las pocas críticas de García-Escudero, entre tanta inusual loa, casi pasaron desapercibidas. El senador reprochó a Zapatero no haber logrado en dos legislaturas la prometida reforma de la cámara territorial, haber celebrado un solo debate sobre el Estado de las autonomías y no haber conseguido la «notoriedad» necesaria para la Conferencia de Presidentes, que tuvo cuatro ediciones en siete años.
No obstante, el portavoz opositor ni siquiera culpó en exclusiva a Zapatero de la frustrada reforma senatorial, sino que aceptó que el «ambiente político no era el más indicado para sacarla adelante», punto en el que el presidente estuvo de acuerdo.
El jefe del Ejecutivo, con idéntico guante blanco, no buscó culpables y aceptó las críticas, sobre todo por el asunto de la Conferencia de Presidentes, que reconoció que se ha convertido en un «debate político y partidista», cuando en realidad debía haber sido un encuentro institucional de cooperación entre las autonomías y el Gobierno central. García Escudero admitió haber sido duro con el presidente y de haber protagonizado «debates muy intensos», pero ambos se expresaron ayer su mutuo respeto y se desearon «lo mejor».