Rodiezmo escenifica el divorcio total de la UGT con Zapatero

José María Francisco LEÓN / COLPISA

ESPAÑA

«El problema del Gobierno no es que quedase sin discurso, es que abrazó a la fuerza el discurso que combatía hasta hace poco», reprueba Cándido Méndez

05 sep 2011 . Actualizado a las 11:53 h.

La fiesta minera asturleonesa que se celebra en Rodiezmo desde hace 32 años sirvió para escenificar la ruptura total entre la UGT y el Gobierno de Zapatero, quien, por segundo año consecutivo, no acudió a su tierra. Si en el 2010 rehusó la invitación del sindicato hermano escudándose en un viaje oficial (aunque la razón era que UGT y CC.?OO. habían convocado una huelga general), en esta edición ni siquiera ha habido necesidad de buscar excusas estériles.

El divorcio es una realidad de la que se encargaron de dar fe los pupilos de Cándido Méndez. No acudió ningún miembro del Ejecutivo ni de la dirección del PSOE. No estuvo ni un segundo en los planes del candidato Rubalcaba. Y aunque se especuló con la presencia de José Blanco, tampoco apareció. Al final solo estuvo Alfonso Guerra, quien capeó el temporal con un discurso crítico con la derecha y con el «holgazán» Rajoy, según lo definió en su intervención ante los miles de trabajadores en la fiesta reivindicativa.

El secretario general de UGT reclamó una «reconsideración» del sistema fiscal en España, con cambios en los impuestos que pagan los ciudadanos. Asimismo, Cándido Méndez consideró «lógico» un referendo para validar la reforma constitucional ante la dimensión de los ajustes presupuestarios que podrían provocar en el futuro los límites en el déficit.

Y lanzó su más duro reproche a Zapatero: «El problema del Gobierno no es que quedase sin discurso, es que abrazó a la fuerza el discurso que combatía hasta hace poco». Para Méndez resulta inaceptable el giro: «Hemos pasado de un clamor para que se regulen los mercados financieros a la aceptación acrítica de que están bien como están y ahora hay que desregular y recortar los derechos de los trabajadores».

Tampoco se libró el PP, al que acusó de plantear «fantasías imposibles»; aplicar medidas perjudiciales para asuntos claves, como las que están provocando un deterioro de la enseñanza pública. También criticó a Rajoy por haber «echado una mano» solo a última hora en un pacto que castigará al ciudadano.

Guerra no se arredró y atacó a la derecha: «Y ahora los conservadores dicen que hay que votarles para resolver la crisis que ellos han creado». Así, abogó por «despertar a la gente anestesiada que cree que el PP le va a resolver los problemas».

«El Gobierno tuvo que tragarse una píldora envenenada con la reforma, ya que si no los poderosos arrasarían el país»

Alfonso Guerra (PSOE)