Los políticos, en el punto de mira

Enrique Clemente Navarro
Enrique clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Considerados el tercer problema por los ciudadanos y denunciados por el movimiento 15-M, aparecen cada vez más distanciados de la sociedad

19 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«Si los políticos empezamos a no gustar a la gente es, entre otras cosas, porque de lo que hablamos aquí tiene poco que ver con la gente, porque no resolvemos ningún problema». Esta singular autocrítica la hizo el pasado miércoles el pluriempleado Alfredo Pérez Rubalcaba en la sesión de control del Congreso. Es cierto que fue una forma de contraatacar a la portavoz popular, Soraya Sáenz de Santamaría, pero se acerca bastante a la imagen que muchos españoles tienen de los políticos, que son elegidos para resolver sus problemas y se han convertido en «el problema».

Su descrédito nunca había sido tan grande como ahora. Constituyen la tercera preocupación más importante para los ciudadanos, por detrás del paro y la crisis, pero mayor que el terrorismo, según muestra el CIS en sus últimos barómetros. Los partidos son las instituciones peor consideradas. La valoración de los dos principales líderes, Zapatero y Rajoy, es pésima. El voto nulo y en blanco crece. Como ha advertido el catedrático de Ciencia Política Francisco José Llera, estamos en una crisis aguda de «credibilidad» del sistema institucional, que es la antesala de una crisis aguda de «legitimidad».

El movimiento 15-M ha colocado a los políticos en su punto de mira. De hecho, al propio sistema en su conjunto. En un hecho lamentable y sin precedentes en la democracia, los diputados catalanes fueron agredidos, insultados y vejados por grupúsculos radicales que, junto a manifestantes pacíficos, sitiaron el Parlamento.

Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional, destaca dos motivos del deterioro de la imagen de los políticos, «el tono airado y poco razonable, casi siempre sectario, de sus intervenciones públicas, y su incompetencia en la contradictoria gestión de los asuntos públicos». El aumento imparable del paro y la incapacidad para frenar la sangría es la causa fundamental, según el sociólogo Fermín Bouza. El hecho es que aparecen cada vez más distanciados de la ciudadanía e incapaces de resolver sus problemas.

Los expertos consultados por La Voz abogan por más democracia interna en los partidos, mayor protagonismo de la sociedad, mejores sistemas de rendición de cuentas, eficacia en la gestión y apartar a los corruptos. La reforma del sistema electoral y la apertura de las listas, que ahora propugna Esperanza Aguirre, contribuirían también a mejorar el sistema.

El profesor de Derecho Constitucional y director de la consultora Dog Comunicación, Rafael Rubio, destaca como motivos de la desafección «la profesionalización de la política, que se ha convertido en una forma de vida, el monopolio de los partidos, que han ido conquistando campos que pertenecen a la sociedad, y el cierre de canales de comunicación reales entre política y sociedad». En opinión del catedrático Manuel Villoria, «la crítica fundamental es que ponen por delante sus intereses sobre los de la ciudadanía, son distantes, egoístas, y muchos de ellos, corruptos».

Malestar social

En este marco de descrédito de los políticos, surgió con una inesperada fuerza el 15-M. «Fue una buena noticia, espero que sepan continuar reclamando reformas posibles, porque la famosa frase del Mayo del 68 ??sed realistas, pedid lo imposible??, es una de las más estúpidas de la historia», afirma Carreras. Para Rubio, «tiene el valor de los síntomas, como la fiebre que avisa de una enfermedad, el malestar social». Pero, añade, «la fiebre no basta para curar la enfermedad, son necesarias las medicinas y en el 15-M no se encuentran remedios».

Villoria advierte de que «está cayendo en una deriva muy peligrosa al infiltrarse grupos radicales que están dañando mucho un movimiento lleno de ideales nobles y dignos». Carreras señala que «en ningún caso hay que utilizar la violencia, por ahí está condenado al aislamiento y a su final y sería una lástima». Bouza prevé que «perdurará mientras dure el paro».