El terremoto golpea la apuesta de Lorca por el turismo cultural

aNA BALSEIRO texto LORCA / ENVIADOS ESPECIALES

ESPAÑA

Los daños en el patrimonio merman el recurso más valioso de la ciudad

15 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«Verlo por televisión o en los periódicos no es lo mismo que estar aquí. Es terrible». La reflexión la hace Andrés Martínez, director del museo arqueológico municipal de Lorca, también gravemente afectado por el seísmo. Y sus palabras son certeras: la impresión que provoca contemplar, tras abrirse sus puertas, el interior derruído de la iglesia de Santiago -con la cúpula desplomada y el ábside reducido a escombros- es difícil de describir.

A la de Santiago se le suma un rosario de monumentos histórico-artísticos «heridos» de diferente consideración: las iglesias de San Francisco, Santo Domingo, San Cristóbal o San Mateo; la puerta medieval de la ciudad; el palacio de Guevara, «que es la insignia de la arquitectura civil barroca en la región», como recuerda Martínez; la casa de los Salazar (sede del museo arqueológico) y, por supuesto, el castillo de Lorca, con su ermita, la muralla y la torre del Espolón, agrietada longitudinalmente en su cara norte. Son ejemplos del daño que los temblores del día 11 han causado en el patrimonio histórico de la ciudad y cuyo alcance el presidente de la región calificó de muy grave, pese a que aún es pronto para cuantificarlo.

Catalogar los daños

Martínez, junto con un equipo de voluntarios, lleva desde la tarde del viernes -momento en el que los técnicos autorizaron el acceso a las dependencias del museo- catalogando y separando las piezas dañadas. «Lorca es una ciudad que había apostado muchísimo por el turismo cultural, y si ahora no lo tiene, uno de sus recursos más fuertes se verá muy mermado».

Pero, frente a la adversidad, mantiene la confianza en que las autoridades «tengan en cuenta» ese aspecto y también que el desastre sufrido por el patrimonio «vuelva a la normalidad, aunque eso va a ser cuestión de años».

En lo que respecta al museo arqueológico, ubicado en la casa de los Salazar, un edificio histórico del siglo XVII rehabilitado y ampliado en 1991, fue precisamente la parte nueva la más afectada. «La parte noble, donde están las once salas de exposición, ha aguantado mucho mejor», explica el director, para añadir que es la parte nueva, en la que están los despachos, los archivos o los laboratorios, la que está destrozada. «A ella no nos permiten el acceso. Si tocas los tabiques, se vienen abajo».

En cualquier caso, el museo, que permaneció cerrado en el 2010 por obras de rehabilitación y que abrió sus puertas en noviembre, tendrá que ser desmontado por completo. Según confirmó su responsable, hasta ayer ya habían desmontado y revisado las piezas dañadas de tres de las once salas, y continuarán también hoy.