Lorca se dispone a vivir en la calle

a. balseiro, i. salazar LORCA, REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Entre 15.000 y 30.000 personas permanecen en campamentos y albergues provisionales, a la espera de que un equipo de técnicos determine si es seguro regresar a las viviendas

13 may 2011 . Actualizado a las 13:17 h.

«Bienvenidos a Lorca». El cartel que recibe a quien visita la localidad murciana parece una broma del destino. Lorca era ayer territorio comanche, con calles llenas de cascotes, cristales rotos, edificios agrietados, locales comerciales reventados. Más que un apacible pueblo calificado como patrimonio arquitectónico protegido, era el paisaje que queda tras una batalla. Coches aplastados por escombros, cornisas desprendidas, aceras que han cedido varios centímetros. Lorca no es, desde las cinco de la tarde del miércoles, un lugar seguro.

Por si esto fuera poco, sus habitantes amanecían ayer no solo entre la incertidumbre y el miedo, sino prácticamente en la calle. Horas después de los terremotos que dejaron como consecuencia nueve personas muertas -entre ellas un menor de 14 años, dos mujeres embarazadas y otra que murió al proteger con su cuerpo a sus dos hijos- y 293 heridas, a muchos el miedo no les salía del cuerpo. Y no es para menos. Entre 15.000 y 30.000 personas han hecho de la calle su nuevo y provisional hogar, ante la imposibilidad de regresar a sus dañadas casas, o sencillamente porque temen que se produzcan más temblores.

En la plaza del mercado, la Cruz Roja, que cuenta con 250 miembros atendiendo a los afectados, montó una gran tienda, mientras que el ayuntamiento habilitó el recinto ferial Santa Quiteria y una nave industrial que no sufrió daños. El Regimiento de Apoyo a las Emergencias (RAEM) instaló además un campamento con capacidad para unas 1.500 personas con literas y cocina, y al cierre de esta edición otras unidades del Ejército trabajaban para instalar tiendas para otras 1.500 personas. Los soldados trabajaban también en labores de desescombro y apuntalamiento de edificios.

A pesar de que el alcalde, Francisco Jódar, anunció que los afectados «no tendrán que pasar otra noche en la calle», ya que los «alojaremos en hoteles, albergues y campamentos», estos se mostraban escépticos y se preparaban para otra noche al raso, haciendo acopio de mantas y alimentos. «Hemos pasado la noche aquí en la plaza del mercado, pero no pude dormir, mi hijo ha dormido un poco por el suelo, la organización aquí es muy lenta», declaró una mujer a la AFP. Más moderada fue la previsión de José Miguel Rebollo, vicepresidente de la Cruz Roja de Valencia: «Para esta noche esperamos que haya menos personas que la primera». En medio de la catástrofe, las declaraciones del consejero de Justicia y Seguridad Ciudadana de Murcia, Manuel Campos, fueron un soplo de aire fresco, ya que descartó que la existencia de víctimas mortales bajo los escombros, principalmente por dos motivos: porque no hay denuncias de desapariciones y porque los servicios de emergencias recorrieron casa por casa y solo encontraron algunas personas atrapadas. Campos aprovechó para pedir sosiego y calma a los ciudadanos. El ayuntamiento decretó tres días de luto oficial.

Más de 500 soldados

La Unidad Militar de Emergencias (UME) movilizó a los cuarteles de Valencia, Sevilla y Madrid para hacer frente a la tragedia. Más de 600 soldados, 150 vehículos, un hospital de campaña con 3.000 camas, 8.000 raciones de comida, 15.000 litros de agua embotellada y 1.200 mantas son algunas de las cifras que reflejan la magnitud de lo ocurrido. Es una de las intervenciones más importantes de la UME desde su constitución en el 2005. Los servicios sociales repartieron 4.000 kilos de alimentos y bebidas en una ciudad cuyas tiendas están cerradas.

Mientras tanto, un equipo de 150 técnicos realiza las tareas de inspección de las edificaciones, con el fin de determinar los daños y marcando con pegatinas rojas, verdes y amarillas el grado de peligrosidad. El alcalde señaló que un 80% de las viviendas están afectadas de una manera u otra por los terremotos, de 4,4 y 5,1 de magnitud en la escala Richter, pero se felicitó de que solo un 10% presentan daños estructurales.

El Consorcio de Compensación de Seguros, el organismo adscrito al Ministerio de Economía que paga las indemnizaciones por los perjuicios causados por catástrofes naturales, valoró en 36 millones de euros los daños.

El director de Operaciones del Consorcio, Alejandro Izuzquiza, explicó a Efe que las primeras estimaciones apuntan a que la tragedia podría conllevar el triple de las pagadas por el terremoto de febrero de 1999 en Río Mula (Murcia), que fue de una magnitud 5.

9 muertos

Entre ellos, dos embarazadas

293 heridos

Al menos tres de gravedad

20.000 desalojados

En cinco campamentos

36 millones

Previsión de indemnizaciones

600 soldados

Trabajan en la reconstrucción

Pisos dañados: 80%

El 10%, con daños estructurales