«Después de haber vivido esto ves la vida de otra manera»

ESPAÑA

El futbolista gallego Toño Vázquez, jugador del Lorca Atlético, vivió el terremoto en Lorca como uno de los peores episodios de su vida. Jugador central y de Boqueixón, relata, aún asustado y con miedo, como sufrió las consecuencias el temblor.

12 may 2011 . Actualizado a las 19:25 h.

Como cualquier día normal, Toño se iba a entrenar a eso de las cuatro del tarde. José Antonio Vázquez Cereijo, «Toño» (27/11/1986), defensa del Lorca Atlético C.F., salía de su casa en el centro de Lorca, cogía el coche y se iba a la ciudad deportiva. El primer temblor le cogió a él y a toda la plantilla en el vestuario. Su primera reacción fue salir al campo. Unos poco segundos y el entrenamiento discurrió con total normalidad. «Los compañeros que están por aquí decían que este tipo de temblores son normales». Pero el segundo ya no lo era tanto. Estaban en un campo situado al lado del estadio del equipo. «En el segundo temblor nos miramos y ya nos dimos cuenta que eso no era normal». «Toda la tierra se movía, ¡Menuda impresión!» relata con nerviosismo. «Cuando entramos en el estadio, la pared del vestuario se había caído. Menos mal que no nos pilló dentro». Respira aliviado.

Y es que este coruñés de Boqueixón, que tan solo lleva un año jugando en Lorca, todavía está asustado por todo lo que vivió ayer. Cuando volvió a su casa todo estaba roto. Presenció escenas en la calle que difícilmente podrá olvidar. «Ambulancias, gente llorando, edificios rotos, las calles llenas de escombros...», apunta. Una imagen complicada de borrar de su retina.

Como pudo, llegó a su calle y en el instante en que pudo ver el estado de su edificio se echó las manos a la cabeza. Había un montón de cascotes en el suelo. «Quise entrar en el portal pero las escaleras estaban deshechas», recuerda asustado. Como pudo lo consiguió. «Solo quería entrar cinco minutos en casa para coger el cargador del móvil y cuatro cosas. Cuándo entré estaba todo el piso agrietado, el mármol caído... Allí no se podía estar» afirma.

Y es que cuando saltó la noticia del terremoto, toda su familia y amigos en Boqueixón se quisieron poner en contacto con él para saber cuál era su estado. «El problema es que me quedé sin batería y tenía el móvil apagado» recuerda la anécdota con media sonrisa, «por eso subí tan rápido a casa a coger el cargador, y poder hablar con ellos». La invasión de llamadas fue considerable, pero nada mejor que recibir el consuelo de los suyos, y de paso tranquilizarlos a todos.

El miedo invadía a toda la ciudad de Lorca. Mientras más de 10.000 personas buscaban un lugar dónde pasar la noche, Toño era consciente de que estaba en la misma situación. Su casa, por el momento, era inhabitable. Había que buscar una solución. «Tengo compañeros del equipo que viven en Murcia, más alejados de aquí, que nos están acogiendo estas noches, mientras no se soluciona la cosa», apunta con lástima.

Mientras, poco a poco todo trata de volver a la normalidad (aunque todavía queda bastante). Ahora hay que mirar hacia delante. No hay otra opción. Les queda un último encuentro, contra el Estepona, perteneciente al Grupo IV de la Segunda División B. Todavía no saben dónde jugarán. El terremoto ha cortado el acceso al estadio. La Federación tendrá que decidir dónde disputan el choque. Para la plantilla, eso es lo de menos. Aunque necesitan una victoria para salvar la categoría, sin duda «lo que más deseamos es olvidar la pesadilla que vivimos, recuperar el ánimo y intentar dedicar la victoria a todas las víctimas» señala con ánimo.

Toño aún no sabe que será de él la próxima temporada, ya que acaba su contrato con el Lorca Atlético en el mes de junio. Le gustaría volver a Galicia, pero «todavía no sé lo que haré el año que viene» anuncia con incertidumbre. Lo que sí sabe es que se tomará la vida de otro modo «después de haber vivido esto ves la vida de otra manera».