El fiscal asegura que Del Nido dominaba el Ayuntamiento y le pide 30 años cárcel

EFE

ESPAÑA

Según el fiscal, Del Nido era el abogado del ayuntamiento, por lo tanto debía intervenir en el tráfico jurídico defendiendo intereses públicos, no los de Muñoz, Gil y los miembros de los consejos.

15 abr 2011 . Actualizado a las 19:20 h.

El abogado José María del Nido dominaba la estructura del Ayuntamiento de Marbella y su influencia iba más allá de las labores de un asesor jurídico externo por sus estrechas relaciones con el ex alcalde Julián Muñoz, según la Fiscalía, que ha pedido 30 años de cárcel para el presidente del Sevilla FC.

Así lo ha asegurado hoy el fiscal anticorrupción Francisco Jiménez Villarejo, durante la exposición de su informe final de la vista oral del conocido como caso «Minutas» sobre las presuntas irregularidades en los encargos del Consistorio marbellí a Del Nido, quien, según el fiscal, mantenía una relación de «sincronización y simbiosis» con Muñoz.

El ministerio público ha negado que Del Nido fuera sólo el asesor jurídico del Ayuntamiento, ya que este puesto no conlleva ser «el abogado de un alcalde» y requiere para acceder a su desempeño los principios de «libertad, objetividad y concurrencia», lo que, a su juicio, «ha saltado por los aires» en este procedimiento.

En este sentido, Villarejo ha indicado que el expediente de contratación del abogado fue «una cena en Puerto Banús» con el fallecido Jesús Gil, quien le encargó los asuntos del Ayuntamiento y sus sociedades, tras conocerse en el caso «Camisetas», sobre presunta financiación irregular del Atlético de Madrid.

El fiscal ha indicado, no obstante, que la responsabilidad también recae en las personas que hoy estaban en la sala, entre ellas Del Nido, quien ha vuelto a seguir la vista junto a su abogado y no en el banquillo de los acusados, donde sí se encontraban Muñoz y el exasesor urbanístico del Consistorio marbellí Juan Antonio Roca.

«Todo el mundo al final le echa la culpa al muerto», ha expresado Villarejo, quien considera que «no es una justificación válida en el ámbito penal» ya que los acusados en esta causa «estaban dando apoyatura a un sistema paralelo a la legalidad».

A este respecto, la fiscalía ha resaltado que Gil «tenía mucho carácter y era autoritario, pero no amenazaba de muerte a nadie», sino que contaba con personas que escogía por su «confianza y lealtad» y no por su currículum, entre ellas Del Nido.

«Del Nido no estaba contratado como un abogado particular, sino que era el abogado de un ayuntamiento y por lo tanto debía intervenir en el giro o tráfico jurídico defendiendo intereses públicos, no los de Muñoz, Gil y los miembros de los consejos, que fue lo que prevaleció», ha explicado el fiscal.

Villarejo, quien elevó a treinta años la petición de cárcel para Del Nido y a 28 años la de Muñoz, ha destacado hoy la relación existente entre ambos, ya que cuando este último llegó a la Alcaldía nombró al letrado jefe de los servicios jurídicos y lo instaló en el despacho del teniente de alcalde.

Antes de ocupar ese lugar -ha precisado Villarejo- Del Nido trabajaba para el Consistorio desde el club financiero de Marbella, un anexo a la «mansión» de Gil desde donde éste «dirigía el municipio», produciéndose una «perniciosa y promiscua confusión entre lo público y privado».

Una vez en sede oficial, Muñoz y Del Nido establecieron un «juego de intereses», ya que el exalcalde figuraba como becario en el despacho privado del letrado y a su vez éste cobró minutas «infladas», muchas de las cuales «no se correspondían con la realidad».

A juicio del fiscal, la contratación de Del Nido, prescindiendo «deliberadamente» del procedimiento legal, trajo «consecuencias nefastas» para el Ayuntamiento de Marbella, «que fue verdaderamente descapitalizado» desde las áreas urbanísticas jurídicas.

Además, el ministerio público ha acusado a Del Nido de influir en decisiones políticas del Consistorio y en la suspensión del interventor municipal que suministró información de lo que ocurriría al Tribunal de Cuentas y a la Fiscalía Anticorrupción.