Chacón pide al PSC máxima presencia en el Comité Federal del día 2 por lo que pueda pasar

COLPISA

ESPAÑA

La ministra de Defensa espera que la numerosa delegación catalana haga una demostración de fuerza si estalla el debate sucesorio.

30 mar 2011 . Actualizado a las 22:19 h.

Carme Chacón se prepara por si la batalla definitiva por la sucesión arranca antes de lo que tanto ella como sus posibles apoyos desearían. La ministra de Defensa advirtió el pasado lunes en la ejecutiva de los socialistas catalanes que el PSC «debe estar bien representado» en la reunión del Comité Federal del próximo sábado por lo que pueda ocurrir, según interpretaron fuentes presentes en la reunión. No está claro qué harán la veintena de dirigentes que pueden llegar a componer la delegación catalana pero, por lo pronto, su líder, José Montilla, no fallará.

A pesar de que el propio José Luis Rodríguez Zapatero se ha encargado de rebajar por persona interpuesta las expectativas de que este fin de semana se resuelva, por fin, la incógnita sobre su futuro, los socialistas siguen en máxima tensión. El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, admitió abiertamente tras reunirse con su antecesor y presidente del Congreso, José Bono, que su partido ha entrado en un estado de casi «paranoia».

«Creo que hay que sosegar el debate; tenemos una cita importante el día 2 y lo razonable -dijo- es esperar a ver qué dice o tal vez qué no dice el secretario general». Esperar, pero no dejar de tomar posiciones. Eso es lo que aseguran en el PSC que está haciendo Chacón.

Ella aún no ha hecho más que insinuarse como posible alternativa al plan pergeñado desde el núcleo duro del 'aparato' para colocar a Alfredo Pérez Rubalcaba al mando del barco socialista si Zapatero anunciara que no repite. Varios miembros de la dirección socialista niegan que la ministra haya dado un paso más allá. Ni ha comunicado su intención de concurrir a las primarias, dicen, ni les ha pedido su apoyo. «Está jugando sus cartas, pero no creo que lo haga con vistas a la candidatura del 2012 sino más bien a la secretaría general, después de las elecciones», comenta un dirigente del PSC.

Apoyos inseguros

Aunque los designios de la democracia interna son inescrutables, parece 'a priori' difícil vencer a un Rubalcaba al que apoyan muchos de los que pintan algo, tanto cuantitativa como cualitativamente. Chacón parece contar con las simpatías del secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, pero eso no le garantiza el aval de una federación que nunca ha sido un dechado de unidad. También le mira con agrado Barreda, pero la castellano-manchega no es una de las organizaciones territoriales más fuertes y llegado el momento habría que ver las maniobras de Bono, partidario de Rubalcaba.

Andalucía, la más numerosa, es ahora una incógnita.

Los partidarios del vicepresidente primero se tomaron como un agravio que su líder, José Antonio Griñán, advirtiera en una reciente comparecencia en la Moncloa que en caso de primarias no votarán las federaciones sino las personas, es decir, que él daría libertad de voto a los suyos y no seguiría la consigna que apuntan desde Madrid tanto su antecesor, Manuel Chaves, como su antiguo lugarteniente y hoy responsable de política autonómica en el partido y el Gobierno, Gaspar Zarrías.

Lo que es indiscutible es que de momento son más los que se atreven a apostar en público por Rubalcaba que por la joven política. El último en hacerlo fue el ex ministro de Economía Carlos Solchaga, quien defendió que, dada su «inteligencia», su experiencia de gobierno, y «los tiempos que corren», es el mejor preparado para relevar a Zapatero, a pesar de los intentos del PP de erosionar su figura con el caso del chivatazo a ETA.

El vicepresidente primero volvió a entusiasmar este miércoles a su grupo parlamentario durante la sesión de control al Gobierno con su verbo ácido. Aunque esta vez, en lugar de darse importancia con un «qué sería de ustedes sin mí», como en la semana anterior, dio muestras de debilidad.

La portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, le advirtió de que desde que es vicepresidente el Gobierno no sólo está descoordinado, sino que está «descompuesto». «Me pregunta por la descomposición, palabra que no me gusta en mi estado físico», ironizó. «Me pregunta también por la economía y de eso -remató- sí me siento responsable».