El temor a una guerra fratricida frena la quiniela sucesoria dentro del PSOE

Paula de las Heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El temor a que estalle una cruenta batalla interna que merme aún más las posibilidades del PSOE el 22-M ha llevado a algunos a replantearse la exigencia de un período de primarias

23 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Una cierta sensación de vértigo se ha apoderado del PSOE. Son muchos los que creen que el debate sucesorio se salió tanto de madre que no puede traer ya nada bueno, ni para quienes querrían ver a Rubalcaba como candidato a las generales del 2012 ni para quienes abominan de esa opción. Ahora toca dar un paso atrás. El aldabonazo de Zapatero en la ejecutiva del lunes pidiendo, una vez más, respeto a su gestión de los tiempos ha impuesto una nueva consigna verbalizada por el número dos, José Blanco, en un acto en Lugo: «Voy a ser leal conmigo mismo y con el presidente del Gobierno y no daré ni una sola opinión hasta que el presidente exprese cuál es su decisión», dijo.

El efecto del último golpe sobre la mesa del jefe del Ejecutivo podría acabar siendo tan efímero como los anteriores, y eso es lo que inquieta a algunas voces del partido. «Nos hemos vuelto todos locos», dice un miembro de la ejecutiva. «Estamos en puertas de un debate del Consejo Europeo fundamental para el futuro del euro, Portugal pende de un hilo, acabamos de decidir que vamos a Libia, ¿y los socialistas nos ponemos a hablar de nosotros mismos?».

El temor a que estalle una cruenta batalla interna que merme aún más las posibilidades del PSOE el 22-M ha llevado a algunos a replantearse la exigencia de un período de primarias en caso de que el presidente del Ejecutivo diga que no desea repetir. Un eventual armisticio se tendrá que fraguar, en todo caso, cuando Zapatero ilumine por fin a su partido.

El portavoz del PP en el Senado, Pío García Escudero, recurrió a la ironía en la sesión de control al Gobierno y lo animó a despejar sus «dudas hamletianas». «¡Que va a acabar con la cosecha de margaritas de un año! -se mofó-. Nada mejor que una firma en el BOE, una fecha en el calendario, la llamada a las urnas, una salida honrosa para usted y para España. Y que Dios lo ilumine».