El Gobierno frena las prisas para la legalización de Batasuna

Ramón Gorriarán MADRID/COLPISA.

ESPAÑA

Zapatero se reunió con López y Urkullu para ver los pasos a seguir tras el anuncio de ETA

13 ene 2011 . Actualizado a las 13:18 h.

José Luis Rodríguez Zapatero se reunió por separado con el lendakari Patxi López y el líder del PNV, Íñigo Urkullu, en la Moncloa. Abordaron la situación creada tras el comunicado de ETA y estudiaron los pasos a dar ante las demandas de la izquierda aberzale para la legalización del nuevo partido que presentarán en las próximas semanas en el registro del Ministerio del Interior. Fuentes gubernamentales indicaron que en ambas reuniones se registró un alto grado de sintonía. El presidente del Gobierno -comió con López y cenó con Urkullu- comprobó que sus interlocutores compartían que el comunicado es «insuficiente» para facilitar la presencia en las elecciones de los aberzales.

Y es que ya 48 horas después del anuncio de ETA, las presiones para la legalización arreciaron. El Ejecutivo, sin embargo, se enrocó en que (salvo que la banda anuncie su final o los aberzales rompan con ella) las urnas seguirán cerradas. Que el ex portavoz de Batasuna reclame la presencia en las elecciones del 22 de mayo no sorprendió a nadie en el Ejecutivo, pero que lo hiciera el PNV y hasta dirigentes del PSE causó inquietud; de ahí estos encuentros.

Peaje «insignificante»

Arnaldo Otegi afirmó en una entrevista en Gara, elaborada antes del comunicado etarra, que la participación electoral es fundamental y si el precio es inscribir en el Ministerio del Interior una organización política que cumpla los requisitos de la ley de partidos, condena de la violencia incluida, sería un peaje «insignificante». La participación en los comicios municipales, explicó, daría «irreversibilidad» a un hipotético proceso de diálogo, es decir, garantizaría que ETA no retomará las armas.

Otegi aseguró que el comportamiento de Batasuna va a ser muy distinto al que tuvo en la tregua del 2006, cuando actuó subordinada en todo momento a los dictados de la banda. En aquel alto el fuego, confesó, «cometimos gravísimos errores de los que hemos extraído las pertinentes consecuencias y no volveremos a cometerlos». Tanto el argumento de las garantías de que ETA no regresará a la violencia si se legaliza al partido, como el de que la izquierda aberzale no va a prestarse a ser correa de transmisión de los terroristas son mensajes que sonaron bien en los oídos del Gobierno, porque fueron dos de las razones que tumbaron el anterior «proceso de paz».

El problema es que el Ejecutivo no cree a Batasuna y a ETA. El vicepresidente primero trasladó a Otegi que «se equivoca de interlocutor», que la que tiene que facilitar la legalización aberzale es ETA, que es la que «contamina» el proceso, no el Gobierno.