Muy buena imagen y siempre leal a su amigo ZP

La Voz

ESPAÑA

03 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Tiene el respaldo del presidente del Gobierno, al que ayudó a encumbrarse en el liderazgo del PSOE. En su piso comenzó a fraguarse hace diez años el irresistible ascenso al poder de Zapatero en las reuniones en las que participaban Jordi Sevilla, López Aguilar, Jesús Caldera o José Blanco. Posee simpatía a raudales, tiene buena imagen y exhibe proximidad con los ciudadanos. Está avalada por su gestión al frente del Ministerio de Sanidad, donde le tocó lidiar con la gripe A y se ganó el respeto incluso del PP, aunque ha recibido críticas por la nueva ley del aborto, la píldora del día después o la prohibición total de fumar en espacios públicos prevista para el 2011.

Conoce los problemas de Madrid, ya que permaneció tres años como portavoz socialista en el Ayuntamiento tras ser derrotada por Alberto Ruiz-Gallardón en el 2003, una época en la que lució su llamativa y famosa chupa de cuero. Y en la que protagonizó el trinimaratón , que consistía en inacabables horas de campaña electoral, recorriendo Madrid barrio a barrio. De aquellos tiempos data su gran popularidad. Ahora, más madura y baqueteada, su amigo Zapatero le ha encomendado otra dificilísima papeleta: derrotar a un Tomás Gómez en alza que cuenta con el apoyo del aparato del PSM y, si lo hace, desalojar después a la incombustible Esperanza Aguirre. Esta malagueña de 48 años, divorciada y sin hijos, experta en relaciones internacionales, ha estado siempre donde su jefe le ha dicho que debía estar. Su lealtad es absoluta.

Desde el principio, Trini, como se la conoce familiarmente, ha insistido en que ella tiene muchas más posibilidades que Gómez de derrotar a Aguirre y que sería una irresponsabilidad perder la oportunidad de acabar con 16 años de Gobiernos del PP en Madrid.

Aunque dijo que presentarse era una decisión suya, fruto de una profunda reflexión, ser la candidata de Zapatero podría incluso perjudicarla si recibe cierto voto de castigo al presidente por el giro de su política económica. Además, ha tenido que sobrellevar la imagen de ser la paracaidista enviada desde la Moncloa para arrebatarle lo que Tomás Gómez se habría ganado durante tres años, una estrategia que tan malos resultados ha dado a los socialistas en Madrid. Su gran ventaja es que si pierde volverá a su despacho de ministra, nuevamente sacrificada por su jefe y amigo.