La banca aprueba, la política, no

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

Si la política española fuera sometida a exámenes de solvencia y estrés como los que recientemente ha pasado el sector bancario, el resultado sería estremecedor

25 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Días antes de que en Cataluña se vote suprimir la lidia -al final el PSC dio libertad a sus diputados-, el presidente Zapatero se fue a torear a Barcelona con un arrojo que lo honra. No salió a hombros ni cortó oreja, pero dio la cara. Los que no dieron la cara fueron algunos consejeros socialistas -solo Mar Serna y Ernest Maragall asistieron al acto, además de José Montilla - que en otras épocas daban codazos por salir en la foto con él y ahora se desmarcan hasta del presidente catalán. La condición humana es así.

Si la política española fuera sometida a pruebas de solvencia y estrés como las que ha pasado la banca, el resultado sería estremecedor. Partido a partido y comunidad autónoma a comunidad autónoma, el panorama es preocupante. Hablemos de Cataluña, Valencia y Madrid. Tenemos el problema catalán más abierto que nunca, aunque, según Mijaíl Gorbachov , «su autogobierno sea mucho más alto que los estados alemanes y además tiene policía propia».

Los socialistas catalanes parecen revisar su relación con el PSOE, en un país en el que la política y la calle están a años luz. Cuando Maragall abrió el melón estatutario, este asunto era la preocupación número once de los catalanes. Hoy, entre políticos, jueces y medios de comunicación, la han situado en los primeros puestos, mientras los problemas reales son otros: economía, desempleo, fracaso escolar, baja productividad y pérdida de competitividad, entre otros, según el servicio de estudios de La Caixa.

Oposición sin remedio

En Valencia, el PSOE pasó de gobernar casi todo a ser la oposición sin remedio mientras el Partido Popular alterna la actividad política con los juzgados. Camps , Fabra y Ripoll , los tres líderes territoriales, están encausados y, como Rita Barberá no cede a la petición de Madrid de que encabece las listas autonómicas, Esteban González Pons será el elegido si se doblega a Camps.

El diputado convergente Jordi Xuclà admite que «por ahí puede ir la cosa, porque últimamente veo a González Pons muy activo, siempre con preguntas relacionadas con Valencia». Solo Camps ignora la evidencia porque podría ganar si repite, vista la abulia socialista. El denominado grupo grafitero Ana Botella crew ha colgado por Madrid unos carteles con la foto de Camps en la que se lee: «Estamos más contentos que Paco cuando entra en una sastrería». Camps está ya hasta en los chistes.

En Madrid, los socialistas anuncian sainete. Tal como adelantamos hace una semana, el presidente de los socialistas, Manuel Chaves , le indicó a Tomás Gómez , secretario regional en Madrid, que la ejecutiva federal no lo veía como candidato. Ayer se confirmó esa conversación y Tomás Gómez ha respondido anunciando batalla, aunque las encuestas no lo amparen y el electorado esté harto de candidatos irrelevantes. Ferraz quiere a Trinidad Jiménez contra Esperanza Aguirre, y a Jaime Lisawetsky , actual secretario de Estado de Deporte, contra Ruiz-Gallardón . Es un tándem que quizá no gane, pero al menos es digno.

Como a la banca española, a la política le convendría un examen similar. Muchos quedarían en evidencia y quizá otros pudieran escapar cobijados por los mejores. Lo mismo que en las finanzas. El presidente de una caja de ahorros que ha aprobado sin problemas, advierte que los datos deberían darse en dos columnas: los que están bien de verdad y los que aprueban gracias al SIP, a la fusión fría, o a las ayudas del famoso FROB. Es decir: hay menos cajas sanas de las que se nos dice.

En política, lo mismo, pero más: abundancia de suspensos, algunos cobijados por los mejores y, sin duda, personajes solventes. Entre estos últimos gana peso constantemente José Blanco . El presidente de un colegio territorial de ingenieros lo tiene claro: «Admiro a quien es capaz de plantar cara a los controladores, como a otros colectivos de profesionales, que dictan su ley en contra de los usuarios. Quizá le salga mal, y Dios nos libre de un accidente -añade-, pero el valor hay que reconocérselo».

El Partido Popular salió esta semana a dar aire a los controladores aéreos a base de meterse con Blanco, personaje al que políticamente teme, pero debería medir bien ese paso porque el ciudadano reclama políticos que se comprometan. Sobre todo valor, compromiso y menos márketing.