El alcalde de El Ejido retoma el mando tras ocho meses de prisión por cohecho y blanqueo

Cecilia Cuerdo SEVILLA/COLPISA.

ESPAÑA

21 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

«El alcalde soy yo». Toda una declaración con la que Juan Enciso (Almería, 1950) se presentó el miércoles por sorpresa en el Ayuntamiento de El Ejido para demostrar que hace falta más que 8 meses de cárcel para que dimita. Hacía menos de 24 horas que había pagado los 300.000 euros de fianza para abandonar la prisión de Granada en la que permanecía desde que en octubre fue detenido por su implicación en la trama de corrupción Poniente. Y pese a que sigue imputado por media docena de delitos, se aferra a la presunción de inocencia para seguir amarrado al sillón de alcalde.

En el 2009, la Policía Nacional irrumpía en el Ayuntamiento y en la sede de la empresa mixta Elsur, responsable de gestionar los servicios municipales y que subcontrataba los trabajos a sociedades creadas por los amigos del regidor. Eso sí, tras inflar las facturas hasta el extremo de pagar 2.100 euros por reparar una loseta en la plaza mayor. Acababa de destaparse la mayor trama de corrupción del Poniente, que habría malversado más de cien millones en 6 años. Y Enciso, alcalde de El Ejido desde 1991, era detenido con otras 19 personas acusado de supuestos delitos de blanqueo de capital, cohecho, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos y falsedad documental.?

Versión rústica de Gil

Por mucho que remarque su inocencia, la permanencia de Enciso en el sillón no contribuye a alejar las sospechas. Esa actitud, señalan en El Ejido, responde a la esencia populista de la que se ha rodeado y que se ha articulado en una trama de favores, según la oposición. «El pueblo me puso y será el pueblo el que diga si quiere que siga», proclamó a su regreso.

Juan el Chato , su apodo, es un empresario agrícola enriquecido con los invernaderos. Los mares de plástico que reinan en la sierra almeriense convirtieron a El Ejido en el rincón con mayor renta per cápita del país. Un paraíso donde no es extraño ver grandes mansiones y potentes deportivos. Ahí destacaba la figura de Enciso, una versión rústica de Jesús Gil, que pronto se ganó el favor de sus vecinos y, con el PP, encadenó mayoría absoluta tras otra desde 1991 con un discurso no muy alejado de la xenofobia.?