El presidente del Santander afirma que nunca le ha dado dinero a Garzón

Mateo Balín MADRID.

ESPAÑA

Botín declaró como testigo en la causa contra el juez por los cobros de unos cursos en Nueva York

20 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

«Nunca, jamás se me pasó por la cabeza dar dinero a Garzón ni tratar cuestiones económicas con él». De un plumazo, el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, rebatió ayer las acusaciones contra el juez, al que el Tribunal Supremo investiga por prevaricación y cohecho por no abstenerse en una causa contra la entidad a pesar de que esta subvencionó unos cursos que Garzón dirigió en Nueva York entre el 2005 y el 2006.

Botín compareció como testigo ante el instructor, Manuel Marchena, durante dos horas y media, en las que mantuvo que su banco no trató los patrocinios de los cursos con Garzón, sino que las gestiones se realizaron «directamente» con la Universidad de Nueva York, encargada de organizar las jornadas impartidas por el juez, denominadas Diálogos Trasatlánticos y Derechos Humanos y Seguridad Jurídica, que el banco patrocinó con 302.000 dólares.

Según los querellantes, Botín quiso así contrarrestar las pruebas clave de la causa: un intercambio de cartas en las que un antiguo delegado del Santander, Gonzalo de las Heras, comunica al banquero las pretensiones de Garzón sobre los cursos y este, a su vez, agradece a Botín su apoyo con un cariñoso «Querido Emilio» y le expresa en varias ocasiones su agradecimiento por la «financiación».

Según fuentes jurídicas presentes en el interrogatorio, Botín aseguró que tuvo conocimiento de las jornadas porque su subordinado lo informó por «deferencia jerárquica» y, a pregunta del fiscal, respondió que la persona que aprobó la financiación de los cursos fue Gonzalo de las Heras, ex responsable del banco en Estados Unidos.

De las Heras compareció como testigo en el Supremo el pasado 6 de mayo y entonces mantuvo el mismo argumento que Botín: el Banco Santander ni dio dinero a Garzón ni trató cuestiones económicas con él. En todo caso, el juez le ordenó que enviase toda la documentación sobre los patrocinios antes de la declaración de Botín, lo que hizo el pasado martes.

Botín explicó que este tipo de subvenciones son comunes en la entidad, que mantiene patrocinios con más de 800 universidades en 25 países. A la pregunta de por qué eligió la Universidad de Nueva York, respondió que era un centro «altamente atractivo» para el banco y que desde entonces mantienen un convenio de colaboración.

El magistrado del Supremo también interrogó a Botín sobre las causas judiciales abiertas al Santander en el momento de la celebración de los cursos, y este contestó que había unas treinta, dos de ellas en la Audiencia Nacional, aunque en ninguna de ellas el instructor era Garzón.

Querella contra seis directivos

Después, el juez entró de lleno en la querella contra varios directivos del banco, entre ellos Botín, que Garzón archivó seis meses después de regresar a la Audiencia Nacional, una vez que concluyó la licencia de estudios concedida por el Consejo General del Poder Judicial. Aseguró que no sabía que le iban a poner una demanda y menos aún que iba a caer en el juzgado de Garzón. Cuestionado sobre si era amigo del juez, dijo que no, que se conocían desde la época en la que Garzón trabajó en el Ministerio del Interior entre 1993 y 1994, cuando el banquero pidió una audiencia con los responsables del departamento para tratar la política del Gobierno contra el blanqueo de capitales. Pero de relación de amistad, nada de nada.

El juez Marchena llamó a otras tres personas a testificar en la causa: a uno de los vicepresidentes del Santander, Alfredo Saiz, al ex presidente de Cepsa Carlos Pérez de Bricio y a la directora del Centro Rey Juan Carlos (adscrito a la Universidad de Nueva York), Laura Turégano.