Libertad bajo fianza de 10.000 euros al abogado de los presos de ETA

Efe

ESPAÑA

Unai Errea fue el primer letrado encarcelado por supuesta colaboración con los terroristas en Francia, donde fue detenido en 2003.

13 may 2010 . Actualizado a las 21:57 h.

El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska ha decretado la libertad bajo fianza de 10.000 euros a Unai Errea, uno de los abogados habituales de presos etarras, tras tomarle declaración esta mañana, han informado a Efe fuentes jurídicas.

Las mismas fuentes han explicado que el magistrado citó para este jueves a Errea después de que uno de los letrados detenidos el pasado 14 de abril -Jon Enparantza, Arantza Zulueta e Iker Sarriegi-, a los que el propio Marlaska envió a prisión por ser los «enlaces» entre ETA y sus presos, mencionara su nombre mientras contestaba al juez una pregunta relacionada con el pago del denominado «impuesto revolucionario».

Unai Errea fue el primer abogado encarcelado por supuesta colaboración con ETA en Francia, donde fue detenido en 2003 junto a la también letrada Itziar Larraz.

Ambos fueron juzgados y condenados -a cuatro y tres años, respectivamente- en el país galo por complicidad en asociación de malhechores con fines terroristas y por entregar o recibir documentos internos de ETA (de tipo político u operativo), así como correspondencia sentimental a presos o de presos de forma ilegal.

Mientras, la operación desarrollada recientemente por la Guardia Civil se saldó con diez detenciones en Vizcaya y Guipúzcoa, tres de ellas las de los tres abogados de presos etarras, por servir de correos con la organización terrorista y gestionar la huida de etarras.

El pasado 19 de abril, Grande-Marlaska envió a prisión a cinco de ellos por ser los «enlaces» entre ETA y sus presos mientras Francia dejó en libertad al que el Ministerio del Interior considera su máximo responsable, David Pla.

Según el juez, los despachos de los abogados constituían «un centro logístico de distribución» de documentos de ETA hacia los presos y de éstos a sus estructuras, y desde ellos se realizaba una tarea que iba «mucho más allá de las loables funciones de defensa ejercidas con carácter complementario».