Los cruzados contra Garzón

ESPAÑA

Ultraderechistas, falangistas ofendidos, abogados resentidos con el banquero Botín e implicados en el caso Gürtel servirán para acabar con el juez estrella en el Supremo

10 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Empezó la cuenta atrás. Salvo sorpresas, con un bajísimo índice de probabilidades, en cuestión de días, Baltasar Garzón tendrá que recoger sus pertenencias personales en el amplio despacho que ha tenido asignado durante más de veinte años en la Audiencia Nacional. Esta será su tercera salida de la sede judicial más polémica de la historia de este país, pero la primera sin billete de vuelta, porque no es voluntaria, como las dos anteriores, sino forzosa.

Los promotores de la iniciativa que está a punto de acabar con la carrera profesional de Garzón son unos ultraderechistas justicieros, agrupados en un sindicato que no representa a nadie, autodenominado Manos Limpias; unos falangistas ofendidos porque les han mentado sus hazañas bélicas, unos abogados resentidos contra el banquero Emilio Botín y unos empresarios y abogados implicados en el caso Gürte l. Quienes decidirán serán los magistrados de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, un órgano judicial en el que Garzón ha ido perdiendo paulatinamente los pocos amigos que le quedaban. No se trata de ninguna conjunción astral, sino de un amplio espectro de intereses, aparentemente dispares, que en un determinado momento confluyen y se aprovechan de un mecanismo puesto en marcha por las siguientes organizaciones.

. Fueron los primeros en llamar a las puertas del alto tribunal en noviembre del 2008, nada más conocerse la decisión de la Sala de lo Penal la Audiencia Nacional en la que se decía que Garzón no era competente para investigar los crímenes del franquismo. El Supremo, por unanimidad, la admitió a trámite el pasado 29 de mayo.

El cabeza visible de este sindicato que dice tener más de de 6.000 afiliados, pero que carece de representantes en empresa u organismo alguno, se llama Miguel Bernat. Fue secretario general de Fuerza Nueva con Blas Piñar. En 1994 se presentó a las elecciones europeas emulando a Le Pen, pero su electorado potencial se decantó por Ruiz Mateos. Al año siguiente montó Manos Limpias, que se especializó en querellas y denuncias. Empezó con los gestores de la Expo de Sevilla y desde entonces salen a una por semana. Los querellados van del PSOE al PNV, pasando por los fabricantes de viagra y los presidentes de clubes de fútbol. Contra Garzón lo habían intentado antes en once ocasiones. El mayor éxito conseguido hasta la fecha fue el sentar en el banquillo al ex presidente del Parlamento vasco José María Atutxa, en una causa en la que, como en la de Garzón, la Fiscalía no acusaba.

El 24 de junio se unieron a la querella de Manos Limpias. Su presidente se llama Julio Andrade Ruiz y es concejal del PP en el Ayuntamiento de Málaga, responsable de participación, cooperación e inmigración. Su asociación defiende tesis racistas. «Desde hace unos años -se puede leer en su página web- nuestro país sufre una masiva invasión de gentes extrañas». Con la querella contra Garzón, según su abogado, buscan «la regeneración de las instituciones democráticas y de la Administración de Justicia».

Su querella fue admitida a trámite el pasado 13 de enero. El motivo que alega es el de «lavar el honor de su movimiento». Esta semana, nada más conocerse el último auto de Luciano Varela, anunciaron su intención de formalizar en breve escrito de acusación por un delito de prevaricación «cometido por el señor Garzón al haber utilizado el juzgado del que aún hoy es titular para instruir la causa política de la memoria histórica».