El líder norteamericano debe hacer frente a una oleada de protestas convocadas por asociaciones gais

T.?L.

ESPAÑA

05 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Durante casi cinco décadas, el Desayuno Nacional de la Oración ha sido considerado en EE.?UU. como un acto de confraternización entre distintas religiones e ideas capaz de dar cabida a cualquier tipo de tendencia. Sin embargo, ayer, en su 58.ª edición, el acto estuvo teñido de polémica después de que varias asociaciones del país pidieran a Barack Obama que no asistiera al encuentro aludiendo su marcado carácter religioso. Las protestas se agravaron ayer, ya que numerosas asociaciones gais se manifestaron en oposición a la introducción de una nueva ley antihomosexual en Uganda, y que según algunas fuentes habría sido auspiciada por la organización que promueve el Desayuno de la Oración.

Para tratar de calmar los ánimos, el propio Obama se encargó de criticar esta propuesta en un discurso en el que abogó una vez más por la defensa de los derechos de los homosexuales, asegurando que «puede que no estemos de acuerdo en asuntos como el matrimonio gay, pero desde luego sí que nod unimos ante las políticas que acusan a las personas solo por ser quien son, como en el caso de Uganda».

Obama, que aprovechó también su discurso para hacer un nuevo llamamiento a la unión del Congreso, estuvo precedido en su intervención por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, así como por el senador republicano, Oris Hatch, quien protagonizó la anécdota de la mañana al ser sorprendido por una llamada telefónica justo antes de empezar un sermón. «Nunca he sabido cómo apagar esto», aseguró entre las risas de los asistentes.