Solo hay créditos para el fútbol

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

La ciudadanía quizá se rebele contra las deudas y tropelías de los clubes y las entidades que financian sus derroches

14 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Como es habitual después de cada elección, gobierne quien gobierne, llegan anuncios de tiempos peores. Ahora, Zapatero y la vicepresidenta Elena Salgado ven las cosas con más pesimismo que hace quince días; suben los impuestos, empezando por el tabaco y el alcohol, y se anuncian graves dificultades para un tiempo superior al previsto.

En medio de llamadas a la austeridad y la reiteración de las entidades financieras de que el asunto del crédito está fatal, por lo que caen empresas rentables cada día, por falta de circulante, Florentino Pérez lanza el mensaje contrario: para el fútbol vale cualquier derroche aún en tiempos de crisis planetaria y de especial incidencia nacional. Y si hay que pedir créditos para pagar los casi doscientos millones de euros que lleva gastados este mes en fichajes, tranquilos porque los bancos y algunas cajas están dispuestos a fiar.

Mal asunto. Es cierto que hacia el fútbol los políticos, los banqueros, la prensa y la sociedad exhiben una tolerancia que se vuelve intransigencia para otros sectores. A nadie se le admiten deudas con Hacienda y la Seguridad Social como a los quebrados equipos de fútbol. Por menos, hay empresarios que han ido a la cárcel.

Suma y sigue: cualquier ayuntamiento recalifica con generosidad preocupante los terrenos de los clubes para así sanearlos. Tanto da. El pelotazo de Florentino Pérez con los terrenos de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, donde ahora se levantan cuatro rascacielos y que cosechó el voto favorable incluso de Izquierda Unida-Los Verdes, ya se lo han comido los rectores de la entidad deportiva empezando por él mismo, que fichó a Zidane y a diez más sin atender a su cantera. El Real Madrid y el Barcelona tiene deudas superiores a los cuatrocientos millones de euros y no hay en España un solo club saneado. El Deportivo debe hasta en México.

Si esas son las cuentas, los fichajes de Florentino en estas semanas no andarán, según sus previsiones, por debajo de los trescientos millones de euros. Edificante. Alguien los tendrá que prestar y, si no se recuperan, vuelta a recalificar.

Justo en estas fechas, el Gobierno anuncia que todo está peor de lo que pensábamos. PSOE y PP van a cerrar un plan urgente para reestructurar y sanear las cajas de ahorro que, según Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, se reducirán de cuarenta y cinco a la mitad.

Mal asunto, porque la ciudadanía que está soportando estoicamente la crisis y aguanta esa cifra escalofriante de cuatro millones de parados, quizá algún día se rebele. No contra Florentino, que está en su derecho de desconsiderar cualquier reflexión ética y económica mientras se lo toleren los deportivamente apenados socios madridistas, sino contra el Gobierno y la silente oposición que tolera deudas de los clubes, impagos a Hacienda y a la Seguridad Social, recalificaciones brutales y otras tropelías.

Y también contra las entidades de crédito que se disponen a financiar estos derroches mientras niegan créditos vitales a empresarios y autónomos que se ahogan. Y quién sabe si también contra cierta prensa -y radio- que ha recibido a Florentino con palmones, como a Jesús en Jerusalén, y que le perdonó que abandonara el club hace tres años dando paso a una profunda crisis de la que ahora se anuncia como salvador.

Esta semana en el Congreso, el diputado de Iniciativa per Cataluña Joan Herrera ya presenta algunas preguntas sobre esa doble vara de medir. Es solo el comienzo. Hay un malestar creciente con lo que está sucediendo y no vale decir que Herrera es del Barça o cualquier otra frivolidad.

Entretanto, prosigue la digestión de los resultados del 7 de junio. Alfonso Guerra afirma que fue un error meter el aborto a los dieciséis años en campaña. Mariano Rajoy disfruta la nueva situación sin meterse en la moción de censura que algunos desearían y Convergencia sueña con elecciones anticipadas en Cataluña antes de un año. A su juicio, ni Rodríguez Zapatero aguantará en España, ni José Montilla resistirá si Esquerra Republicana se marcha del Gobierno. Viene un 2010 cargado de acontecimientos políticos, económicos y quién sabe si insurreccionales.