Patxi López se muestra decidido a arriesgar para acabar con ETA

Ramón Gorriarán

ESPAÑA

07 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Patxi López se declaró ayer dispuesto a «arriesgar» durante su mandato para lograr el final de ETA. Lo hizo el mismo día en que los terroristas colocaron dos artefactos explosivos en la localidad cántabra de Castro Urdiales y en una etapa en que Zapatero no contempla la reapertura de un proceso de paz y solo apuesta por la estrategia policial y judicial.

Acabar con ETA es su objetivo fundamental. Lo dijo en su discurso de investidura, lo repitió ayer y espera tener éxito en cuatro años, pues confía en «asistir como lendakari» a ese esperado momento. López se comprometió a poner toda la carne en el asador. «No concibo, si tengo que arriesgar [para lograr la paz], no hacerlo», comentó en sus primeras declaraciones tras la investidura.

No desveló si abordó este asunto en la conversación que mantuvo nada más ser investido con el presidente del Gobierno. No parece probable, ya que la estrategia gubernamental descarta la apertura de un nuevo diálogo con la banda y solo se plantea un abandono previo de las armas. El lendakari solo refirió que en su charla con Zapatero encontró una «complicidad absoluta» para abrir «un nuevo tiempo» en la sociedad vasca.

López también confió en que pase el enfado del PNV por la pérdida del Gobierno y pueda haber «un entendimiento cuanto antes». Para eso consideró imprescindible que el nacionalismo abandone las «posiciones radicales, soberanistas y de avance hacia la independencia». Un primer acercamiento de posturas se produjo ayer, aunque fuera para cuestiones procedimentales. El líder del PSE se trasladó al palacio de Ajuria Enea para acordar en persona con Juan José Ibarretxe detalles del traspaso de poderes y la reunión, según fuentes socialistas, fue bien. López dará a conocer el sábado los nombres de los miembros de su equipo, pero hasta el martes no celebrará la primera reunión del Consejo de Gobierno.

Hoy prometerá su cargo en la Casa de Juntas de Guernica. Los primeros cambios de López se podrán comprobar en esa ceremonia de toma de posesión, ya que no respetará la fórmula de juramento que han empleado los lendakaris desde José Antonio Aguirre en 1936. El tradicional empezaba con un «ante Dios humillado», que el socialista, laico confeso, obviará y sustituirá por alguna referencia sobre la humildad ante la sociedad vasca. Tampoco jurará el cargo, lo prometerá; y no lo hará sobre la biblia en euskera de 1865, sino sobre un ejemplar de la Constitución española de 1978. Asimismo, no habrá crucifijos en la mesa. Un protocolo heterodoxo que ya ha levantado ampollas en el PNV, firme partidario del mantenimiento del ritual clásico. El nuevo lendakari restó importancia a ese malestar porque considera que sigue la liturgia con la toma de posesión en la Casa de Juntas de Guernica y mantiene así la tradición, que «en Euskadi es muy importante».

Al acto asistirán los vicepresidentes María Teresa Fernández de la Vega, y Manuel Chaves, así como la ministra de Ciencia e Innovación, la donostiarra Cristina Garmendia. El PP estará representado por su secretaria general, María Dolores de Cospedal. Los socialistas no esperan que acuda Ibarretxe y creen que la delegación del PNV se limitará al portavoz, Joseba Egibar.

El nombramiento de Patxi López se publicará hoy en el BOE. El Rey firmó ayer el decreto en Riga, capital de Letonia, país en el que está de visita oficial dentro de una gira por las ex repúblicas soviéticas del Báltico.

ETA no dejará las armas

Xabier López Peña Thierry , supuesto ex jefe político de ETA e interlocutor con el Gobierno durante la última tregua, advirtió ayer en un juicio en París que la lucha armada de la banda continuará hasta la consecución de un Estado vasco independiente.

«Les puedo asegurar, señores jueces, que más tarde o más temprano el pueblo vasco tendrá su Estado democrático en Europa. De lo contrario, el conflicto se prolongará en términos político-militares». Con estas palabras, pronunciadas en francés aprovechando el último turno, Thierry finalizó un breve discurso, amable en las formas y duro en el fondo, en el que no hubo alusiones a diálogos, treguas ni nuevos ciclos.