El impune agujero negro del popular Pepe

ESPAÑA

La Justicia deja en libertad al precursor español de los grandes timos bancarios, detenido en México tras pasar 18 años en paradero desconocido.

20 abr 2009 . Actualizado a las 12:54 h.

Tenía Roberto García Gómez ganas de quitarse el peso de la verdad de encima. Tal vez por eso no siguió actuando con la cautela que acostumbraba cuando la empresa de venta de azulejos para la que trabajó los últimos años le instó a viajar de México a Chicago para asistir a una feria comercial. En lugar de intentar evitar el traslado a Estados Unidos, hecho que requería un visado, se dirigió a la Embajada para realizar los trámites oportunos y en unos minutos puso en manos de la Interpol el paradero de un hombre buscado por la Justicia española durante 18 años. Sus huellas dactilares y la falta de un dedo en su mano derecha corroboraron que el director comercial de la firma de productos sanitarios se llamaba en realidad José Pérez Díaz aunque en España todo el mundo lo conocía como Pepe el del Popular, director de una sucursal bancaria de Cantabria, de la entidad que le dio el mote, y que huyó sin dejar rastro el 5 de marzo de 1991 dejando un agujero bancario de 6.000 millones de las antiguas pesetas, equivalentes a 36 millones de euros.

Se trata de una historia de las que una generación entera ha oído hablar alguna vez y que se asemeja a la del guión de cualquier película; la que tiene por protagonista a un banquero ejemplar que desaparece cuado la compañía en la que trabaja le deja entrever que sospecha de irregularidades en su gestión. José Pérez dirigía la sucursal número 1 del Banco Popular en Santander, situada en el barrio de Puertochico. Ya entonces era realmente popular entre sus compañeros, tras haber intervenido en la detención de un ladrón que, armado con una escopeta, iba a llevarse 50.000 pesetas de la caja fuerte. Dos años después ningún otro trabajador ejemplar evitó que otro atracador se llevara una fortuna sin hacer el menor ruido. José Pérez pasó a ser Pepe el del Popular y del dinero nunca más se supo. El hombre de 39 años dejó de ser quien era y abandonó a sus padres, a su mujer y a sus cuatro hijos a cambio de una fortuna.

Dieciocho años después, la noticia ha salido de las hemerotecas y la Justicia española se ha dado de bruces al confirmar que, ya con el reo en una prisión mexicana a la espera de su extradición, los delitos de falsedad y apropiación indebida que se le imputaban prescribieron en el 2007.

Sin el propio interesado saberlo, la familia que dejó en España se puso en contacto con un abogado el pasado año para informarse de la caducidad del caso. Este letrado, Juan Carlos Fernández González, prefiere no cantar victoria, ya que la entidad bancaria va a recurrir la puesta en libertad, pues un auto dictado por el mismo juzgado hace algo más de un año indicaba que el delito no se extinguía hasta el 2012.

La estancia en prisión de uno de los estafadores más buscados de la historia de España ha durado menos de treinta días. Aunque fuera en la cárcel de Veracruz, José Pérez Díaz pudo dormir sin el peso de la verdad que ya empezaba a ahogarle la noche del 23 de marzo. Antes, tuvo que contarle a su esposa mexicana Diana Judith, con la que tiene dos hijos, toda la verdad. Prefirió mantenerlos al margen de su pasado durante los 13 años de matrimonio, para «llevar él solo el peso», según confiesa en una entrevista. «Contárselo significaría hacerla compartir un problema que ella no había originado, nunca traté de involucrarla» . Ella parece entender las razones por las que su marido decidió ocultarle un capítulo tan relevante de su vida. Una letrada amiga de la familia accedió a defenderlo desde su detención. Además, él niega tajantemente haberse llevado el botín y su abogado español afirma que «el tren de vida que llevaba en México para nada casa con el de una persona que se ha apropiado de 36 millones de euros».