Gorka Agirre, histórico dirigente del PNV y habitual interlocutor de este partido ante ETA y la izquierda aberzale, falleció ayer a los 59 años de edad, víctima de una grave enfermedad.
La sede central del PNV en Bilbao acogerá hoy la capilla ardiente con los restos del dirigente nacionalista, que durante 20 años, entre 1988 y el 2008, formó parte de la ejecutiva nacional, en la que ejerció el puesto de relaciones externas e internacionales.
Sobrino de José Antonio Aguirre, primer lendakari, y yerno de Luis María Retolaza, ex consejero vasco de interior, Gorka Agirre fue un hijo del exilio y nació hace 59 años en Amberes (Bélgica), donde se licenció en Ciencias Económicas. Militante del PNV desde su juventud, colaboró activamente con la dirección del partido en la clandestinidad y continuó en ella en la democracia como uno de los hombres de confianza del líder nacionalista Xabier Arzalluz.
En el 2006 vivió los momentos más duros de su larga vida política, cuando fue imputado como supuesto mediador con ETA en una causa abierta sobre la extorsión de la banda y tuvo que pagar una fianza de 30 mil euros para eludir su ingreso en prisión. En su declaración judicial negó cualquier participación en la trama del impuesto revolucionario.