Madrid, crisis en la caja y en el fútbol

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

Las disputas por el poder político, los negocios y la influencia están detrás de los conflictos internos en dos de las más importantes instituciones de la comunidad

18 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

No había bastante con la crisis general que azota España, y que según Solbes va a peor en el 2009, que en Madrid han estallado otras dos graves crisis: la del control de Caja Madrid, cuarta institución financiera de España, con la Moncloa en el horizonte, y la del Real Madrid C.?F., el primer, o el segundo, equipo del país. Caja Madrid es la segunda institución con más poder en una comunidad que tiene el mismo PIB que Portugal. Y en el palco del Santiago Bernabéu «se hacen más negocios -como decía Jesús Gil- que en las cacerías del caudillo».

Controlar el Real Madrid es tener en mano un recurso estratégico para influir en el país y para hacer negocios en todo el mundo. ¿A quién reciben las autoridades chinas cuando el equipo va de gira por Asia? A Florentino Pérez, por ejemplo, que les sacó en su día algunos contratos de autopistas. Ahora, Florentino, después del culebrón Ramón Calderón, que ha terminado en tragicomedia favorecida por algunos medios y por torpezas propias, guarda silencio, pero acaba de fichar al subdirector del diario Marca como jefe de prensa de ACS. La guerra por el retorno, en primera persona o con presidencia delegada, está en marcha. En julio, después de las europeas, las emocionantes elecciones en el Real Madrid.

Pero lo de Caja Madrid es aún de mayor calado. La Asamblea de Madrid, con la mayoría absoluta de Esperanza Aguirre, ha cambiado la ley autonómica de cajas para desbancar de la presidencia a Miguel Blesa, el inspector de Hacienda amigo de Aznar, y colocar en su lugar a un hombre fiel, seguramente su actual vicepresidente, Ignacio González. No es una pelea Blesa-Aguirre, aunque pudiera parecerlo. Es una batalla por la autonomía entre una amplia mayoría del consejo donde se mezclan gentes de Gallardón, IU, Comisiones Obreras, algún socialista e independientes frente a los aguirristas ávidos de poder. Los socialistas madrileños, instalados en el despiste tradicional que los aleja del poder hace años, se abstienen. El viernes, la pelea por desbancar al aguirrista Abejas, que presidía la comisión de control, la perdió la presidenta, pero la intervención en el proceso de su consejero de Hacienda, Antonio Beteta, aunque no se salió con la suya, «bordeó la prevaricación», según uno de los asistentes a la reunión.

Camino a la Moncloa

¿Por qué ese empeño de Aguirre, sin disimulo y a toda costa, por controlar Caja Madrid? El análisis de un destacado miembro del Partido Popular es rotundo: «Esperanza ya quería controlar la caja antes del congreso de Valencia, pero al salir de allí derrotada, aunque no llegó a presentarse, comprendió que o contaba con ese instrumento de apoyo o jamás llegaría a la presidencia del PP, camino de la Moncloa». Hay que saber que Caja Madrid tiene gran influencia en toda España y que la peregrinación de alcaldes y personas influyentes en el PP hasta ella, si controlara la entidad a su antojo, resultaría de gran trascendencia electoral interna.

El Partido Socialista ve la jugada desde la barrera y maneja la abstención como arma para subrayar que es un lío del PP que ya arreglarán ellos. Según Eduardo Sotillos, portavoz de los socialistas madrileños, lo que «Tomás Gómez le exige a Mariano Rajoy es que, por el bien de la entidad, intervenga y ponga orden entre los suyos». Cuando la abstención de los socialistas no basta, entonces echan mano de la división que en Madrid es práctica habitual.

En el PSOE nacional, la operación de Aguirre casi complace, porque destruye el discurso liberal a ultranza de la presidenta. Lo que temen es que salga reforzado Alberto Ruiz-Gallardón, a quien ven como candidato contra Zapatero. Puede ser, pero hay una diferencia esencial: Esperanza sin Caja Madrid no llegará a la Moncloa y a Ruiz-Gallardón, si llega, no le habrá hecho falta.

Entretanto, Soraya Sáenz de Santamaría, portavoz parlamentaria del PP y mano derecha de Rajoy, cayó ingenuamente en la trampa de El Mundo. Le propusieron una fotografía en plan mujer fatal para el dominical del periódico y, sin esperar al fin de semana, la publicaron en portada y la machacaron en el vídeo blog de Pedro Jota. Empezó su homilía con la desafortunada fotografía y siguió con las supuestas contradicciones de la fotografiada, para colegir que el PP se aleja de su electorado. Aquí vale todo.