Azpeitia les dice no a los etarras

Melchor Saiz-Pardo

ESPAÑA

Cientos de ciudadanos anónimos, empresarios y políticos participaron ayer en las concentraciones de apoyo a la familia de Ignacio Uría y de repulsa por su asesinato

05 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Azpeitia venció el miedo a ETA. Aunque fuera solo por unas horas, los demócratas tomaron la ciudad gobernada por el brazo político de la banda, ANV, para decir no a los terroristas y mostrar su solidaridad con la familia del empresario Ignacio Uría Mendizábal. Cientos de personas anónimas y representantes de instituciones, partidos políticos y del mundo empresarial participaron en las concentraciones de repulsa al último crimen etarra y arroparon a la familia del industrial asesinado.

Los primeros en dar la cara fueron los trabajadores de Altuna y Uría, la empresa que dirigía junto a sus hermanos el empresario tiroteado. Unas 300 personas se concentraron en silencio frente a la sede, convocados por el sindicato ELA, a escasos metros del lugar donde los etarras acribillaron a Uría. Pero no estaban todos: el centenar de afiliados a LAB, sindicato de la izquierda aberzale, no se dejaron ver. No fue una sorpresa, porque ya el miércoles se negaron a firmar un comunicado de condena del comité de empresa. Los empleados, algunos con los ojos enrojecidos, se concentraron tras una pancarta, escrita en euskera, que rezaba: «Porque somos trabajadores y aberzales, no estamos de acuerdo».

El secretario general de ELA, Adolfo Muñoz, puso voz a la protesta para recordar que los trabajadores vascos «no necesitamos a ETA para nada», y que no representa a la clase obrera del País Vasco. «Nos estorba, nos hace daño y quiere condicionar nuestras opiniones y decisiones», señaló.

La tristeza dio paso a la rabia. Varios trabajadores arremetieron contra sus compañeros de LAB, a los que tacharon de «indecentes» por negarse a condenar el asesinato «de un hombre bueno y honesto» cuya empresa, además, «les da de comer».

Llamamiento ciudadano

Pero no solo los demócratas coparon la calle. También los carteles llamando a la concentración de repulsa frente al ayuntamiento desplazaron la habitual propaganda de la izquierda aberzale que inunda las calles del País Vasco. Varios voluntarios empapelaron Azpeitia con un bando, con el membrete del ayuntamiento, que da cuenta del acuerdo del consistorio para condenar el atentado con el apoyo de los diputados de PNV, EA y Aralar.

Los vecinos estaban convocados a participar al mediodía en la concentración para condenar el cruel atentado y mostrar que están «comprometidos contra la violencia y la barbarie».

El llamamiento tuvo eco. Casi un millar de personas se concentraron en el corazón del pueblo durante quince minutos, en silencio, bajo una pertinaz lluvia, mucho frío y siempre bajo la atenta mirada de los vecinos de los balcones en los que todavía lucían pancartas pidiendo el acercamiento de los presos etarras. No faltó la familia de Uría. Hermanos, hermanas y varios sobrinos acudieron a recibir el calor de los vecinos y de muchos representantes de la clase política y empresarial. El lendakari Juan José Ibarretxe encabezó la concentración.

Otra muestra de cariño para la familia del constructor asesinado fue que desde que a las 9 horas quedó instalada la capilla ardiente en el tanatorio de Azpeitia, decenas de vecinos acudieron a las instalaciones. A pesar del frío, los azpeitarras aguardaron pacientemente para dar sus condolencias a la viuda, hermanos e hijos de Ignacio Uría. También por el tanatorio, blindado con estrictas medidas de seguridad, pasaron representantes políticos, sindicales y de la patronal para dar su pésame.

Los restos de Ignacio Uría serán velados hasta las 18 horas de hoy, cuando el cuerpo será trasladado a la vecina parroquia de San Sebastián de Soreasu, donde tendrá lugar el funeral.

Después del oficio religioso, sobre las 19.30 horas, se celebrará una manifestación de repulsa por las calles de la localidad de Azpeitia.